Nuestro conocimiento de la historia es limitado. Las informaciones del pasado frecuentemente son parciales. No cabe duda de que siempre ha habido en la historia mujeres que han luchado por sus derechos como personas. Sin embargo, nosotros no conocemos ni los nombres ni las historias de la mayoría de esas mujeres. Se sitúa muchas veces el principio del feminismo en el Renacimiento, cuando aparecen los primeros escritos de mujeres que reivindican la igualdad de educación para las hijas y que se oponen a las injusticias tradicionales de la discriminación en el trabajo. Otros sitúan el comienzo del feminismo en la Revolución Francesa, con sus ideas igualitarias. Y designan a Olympe de Gouges como primera feminista: ella escribió en 1789 la Declaración de Derechos de las Mujeres y Ciudadanas, paralelo femenino de la Declaración del Hombre y Ciudadano. Paradójicamente, Olympe de Gouges murió bajo la guillotina de los revolucionarios, acusada como conspiradora que había abandonado las cualidades de su sexo.
El movimiento más conocido de la historia del feminismo es el movimiento de sufragistas en Inglaterra. Su batalla por el voto femenino ha sido el tema de muchas películas y libros. Sea cual sea el origen histórico del feminismo, está claro que ha nacido del más profundo y auténtico deseo de libertad de la mujer como ser humano.
¿Es exacto decir hoy en día que el feminismo sigue existiendo? Basta recordar algunas realidades de hoy en día para convencer a los escépticos que la respuesta es: ¡Sí, es necesario!
Las mujeres realizan las dos terceras partes del trabajo total en el mundo (sumando el trabajo doméstico y el profesional). Ellas reciben una décima parte de las pagas globales y son propietarias de una centésima parte de la propiedad mundial.
En más de 15 países se da todavía la escisión del clítoris (ablación de una parte o de la totalidad del clítoris). Según estimaciones, hay 84 millones de mujeres mutiladas de esa manera, particularmente en África.
En Canadá, una de cada diez mujeres sufre malos tratos por parte de su pareja. En Estados Unidos, dos millones de mujeres son maltratadas en sus propios hogares. En cuanto se refiere a población analfabeta, las mujeres sobrepasan a los hombres en una proporción de tres a dos.
La mujeres están involucradas en las múltiples funciones indispensables para la sociedad, pero dichas acciones se ven ignoradas o infravaloradas.
Este artículo tiene como título: "El fin del feminismo". Y podría parecer que se refiere a la decadencia de algunos movimientos feministas actuales. Y no es así. Este título expresa simplemente el deseo de cada auténtica feminista: el deseo de un final feliz para el movimiento.
El día en que el sexo no condicione el desarrollo integral de las personas, el día en que el dominio y la supremacía del hombre pasen a los anales de la historia, el día en que la comunicación de ambos sexos esté basada en el respeto entre personas libres… ese día el feminismo no tendrá más razones para existir.
¿Llegará ese día? No lo sé. Queda un gran camino por hacer. Un largo camino, lleno de obstáculos jurídicos, sociales, tradicionales y religiosos.
Falta solidaridad. Solidaridad de esas mujeres que ya han avanzado en el camino, que ayuden a las que están lejos todavía de obtener el reconocimiento de su dignidad de persona. Y falta también la solidaridad de los hombres, del sexo masculino. Es necesario que los hombres deseen vivir con las mujeres en efectiva libertad.
Ojalá llegue ese día; un día en que resplandezca un profundo respeto de la dignidad de todo ser humano; un día que me permita decir por ser innecesario: "Ya no soy feminista".