Cuantas mezquindades, decidías, mentiras y componendas se tejieron alrededor de José Francisco Peña Gómez; uno de los pocos lideres naturales de nuestro país en el siglo veinte. Su grandeza de corazón y reconocimiento de que su color llevo, incluso a amigos y “compañeros”, a plantearle que aplazara su llegada al poder hasta que el PRD estuviera en el poder para luego entregarse en cuerpo y alma a otros proyectos y cerrarle el paso.
A cuantos seudos amigos hizo senadores, diputados, síndicos y convirtió en dirigentes en desmedro de sus verdaderos seguidores. El uso del chantaje contra su color y origen siempre funcionó e incluso cuando lo alababan a sabiendas de que luego lo apuñalarían por la espalda. Peña Gómez resultó un ser humano excepcional que fue tocado por la humildad de los grandes teniendo que verse avergonzado muchas veces por algunos de sus propios familiares.
No será el lamento que nos llevará hoy a comprender cuan grande fue este hombre que al nacer dominicano, no importa el origen de sus padres, le fue negada la oportunidad de dirigir al pueblo que lo apoyaba en mayoría, ya por trampa flagrante de sus adversarios, ya por componendas de sus compañeros de partido; pero ni modo lo perdimos precisamente en las vorágines de la política interna de su glorioso PRD.
Y fueron aquellos que más se beneficiaron de su liderazgo, los que medraron a la sombra de su carisma y sencillez, los que se aprovecharon de su influencia para estudiar en las mejores universidades internacionales con el apoyo de gobiernos amigos. Aquellos que se convirtieron en dirigentes internacionales por respeto a Peña Gómez cuando no lo eran en el ámbito local; esos hoy son los principales detractores de su partido e íntimos de sus enemigos.
La verdad ha de ser dicha, el Dr. Joaquín Balaguer, como su encarnizado oponente, no hizo más que acicatear la discriminación que ya se imponía a lo interno del PRD, esa discriminación que llevó a los “estrategas del PRD” a impedir que el hombre que levantó su voz por la constitucionalidad en 1965, que rehizo al PRD a la salida de su líder natural, el profesor Juan Bosch en 1973 y que en 1978 encabezó la cruzada política más contundente contra la dictadura ilustrada del Dr. Joaquín Balaguer propiciando su salida del poder, fuera presidente del país en 1982 y 1986.
En esas dos oportunidades ni Jorge Blanco ni Jacobo Majluta tenían la estatura y liderazgo del Dr. José Francisco Peña Gómez y, estoy seguro que hubiesen sido presidentes ambos (por lo menos Jorge Blanco no hubiese sido encarcelado) si ese prohombre hubiese sido apoyado unánimemente en una de esas oportunidades para ocupar merecidamente la primera magistratura del Estado Dominicano.
Ya en 1994 y 1996 José Francisco Peña Gómez le fue robada flagrantemente su victoria; mediante el fraude colosal y la segunda mediante la componenda histórica de Joaquín Balaguer y la cúpula del PLD (sin Don Juan Bosch); pero debo aclarar que yo creo que la cúpula del PRD falló en la estrategia trazada frente al Partido Reformista cuando enfilaron sus cañones contra la gente del Presidente Balaguer cuando éste no era candidato provocando su adhesión al tristemente celebre “Frente Patriótico”.
La verdad ha de ser dicha, José Francisco Peña Gómez aun no se le ha dado su sitial en la historia moderna de la Republica Dominicana; de un líder que como Joaquín Balaguer y Juan Bosch cometieron yerros que hoy pesan en el presente de nuestro pueblo y que marcha sin rumbo hacia “el progreso” de mas impuestos, mas desempleo, mas delincuencia, mas falta de viviendas, etc., etc. etc. Este mes del nacimiento de José Francisco ojala y reflexionemos todos sobre ese “sin rumbo” que nos abate.