Las canciones son algo vital para los corazones románticos, pues mediante ellas se recuerdan tanto lugares y seres queridos, como momentos tan sublimes de tiempos ya idos. Nadie puede sustraerse a la belleza y las emociones que transmite una buena canción, sobre todo si nos llega desde la voz de un intérprete que canta con el alma. Es lo que logra Yoneidi con cada una de las obras que incluye en su nueva producción discográfica, titulada “Parando el tránsito”.
Grabada en los estudios Chocolab y A/D , cumpliendo con sobrados requisitos de elevada calidad tecnológica y bajo la dirección musical del conocido saxofonista Luisín del Rosario, este disco cuenta con diez cortes musicales que giran en torno al amor, a la esperanza y el agradecimiento, con una diversidad rítmica que nos conduce por las autopistas del bolero, el fusón, el merengue y la “bachata light”.
Podemos identificarnos con recreaciones que en la voz sincera y sentimental de Yoneidi parecen reinventarse y así títulos como el bolero “Dos Cosas”, de Vicente González, y el merengue “Ella”, del maestro Luis Rivera, adquieren el perfume de la cotidianidad enraizada con las remembranzas que necesariamente traen consigo ambas canciones.
Lo mismo que ocurre con el meddley en que rinde tributo al inolvidable Rafael Colón, pues la sensación que nos deja es un renovado estilo de presentarnos los exitosos boleros “Tú no podrás olvidar”, del maestro Luis Alberti, “Veneno”, de Armando Cabrera, y “Apasionado”, de doña Águeda Blandino.
Para este trabajo Yoneidi se agenció la participación de músicos del calibre del propio Luisín del Rosario, los percusionistas de Johnny (Chocolate) de la Cruz y Rafael (Yapo) Martínez, los pianistas Janina Rosado, Darys Contreras, Sonny Ovalle y Orlando (Papín) Cordero, los bajistas Rubén (Pabín) Toribio y Cuso Cuevas, los trompetistas Rhoden Santos y Jamel Tejeda, el trombonista José Flete, así como los guitarristas Pachi Carrasco, Rafa Payán y Alberto Campusano.
Los coros estuvieron a cargo de Henry García, Quico Risek, Dichens Salcedo, Amaury Colón y Janina Rosado, quien dirigió el montaje de las voces en todos los temas, excepto en “Color Esperanza”, de Diego Torres, C. Sorikin y C. López, en que dicha responsabilidad fue para García. Asimismo, las orquestaciones recayeron sobre Luisín, Papín, Pabín, Janina y Sonny.
En un primer meddley rinde homenaje al desaparecido cantante puertorriqueño Ismael (Maelo) Rivera, conocido como “El Sonero Mayor”, recreando éxitos como “Perfume de Rosa”, de R. Ortiz Escute, “Mi Jaragual”, de Hugo González, y “Dormir Contigo”, del recordado cantante y compositor boricua Bobby Capó. Aquí nuestro artista demuestra su facilidad para improvisar sin obviar el swing original de cada obra.
Ahora bien, donde Yoneidi se coloca en un sitial de elevada categoría interpretativa es al momento de recordarnos, en un acertado potpurrí que denominó bachatas caribeñas, canciones como “Muero Contigo”, de Rafael Encarnación, “Arrepentida”, de Julio C. Villafuerte, “Lindo Querubí” y “Mi Pensamiento”, de Tommy Figueroa.
Pero la producción nos sorprende con tres canciones dominicanas inéditas, una de Henry García (“Me Tiene Loco”) y dos de Mario Díaz (“Dime a Quién” y “Parando el Tránsito”) dando un toque especial de fusón al disco y exponiéndose el intérprete como un sonero de insoslayable calidad.
Yoneidi Castillo es artista de nacimiento, pues desde su niñez sintió que su vocación esencial era el canto. Para cristalizar tal propósito buscó infructuosamente pertenecer al coro del Politécnico de San Cristóbal, municipio donde nació el primer día de octubre del año 1954, y protagonizó numerosas serenatas junto a su hermano Héctor y su amigo Francis Cabral, un conocido trovador hijo del abogado y poeta Héctor Cabral Ortega, el feliz autor de las letras del famoso bolero “Arenas del Desierto”, que musicalizó Rafael Colón.
Una vez más lo respaldó como asesor su primo Nelson Morel, fino compositor y amplio conocedor de las intríngulis del mundo discográfico nacional e internacional.
Yoneidi lanzó su primera producción en el año 2001, una recopilación de boleros titulada “Recordar es Vivir” (2001) y al año siguiente dio a conocer otra que trajo como línea el bolero a guitarra y que denominó “Recordando a Los Panchos”(2002).
Cuando lo escuchamos cantar apreciamos la gran influencia ejercida por el estilo de Victor Victor, lo cual con extrema humildad acepta el propio artista, expresando que “oir a Vitico fue mi escuela”.
Se ubica como un cantante que no se encasilla, sino que se arriesga ante cualquier género, señalando que su afinación es adecuada y que aunque su voz no alcanza elevados registros sí considera que agrada y comunica sinceramente. Por eso siente que el público lo acepta con facilidad.
Hace poco tiempo creó Son Bohemio, el selecto grupo musical que lo acompaña en sus exclusivísimas presentaciones, pues sus compromisos profesionales como ejecutivo de una prestigiosa empresa de telecomunicación le impiden mantenerse en el ruedo tanto como quizás desearía.
Yoneidi desarrollò sus estudios profesionales en el àrea de las telecomunicaciones en Madrid, España, a finales de los años 70. Allí fue su debut frente al pùblico, hecho acaecido en la Discoteca Cerebro, donde puso de manifiesto sus cualidades de serenatero.
Cuando retornó al país participó en el Primer Festival de la Voz organizado por la Compañía Dominicana de Teléfonos (Codetel), ahora Verizon, para la que laboró durante muchos años. El certamen no lo ganò, pero aprovechó para dejar constancia de sus condiciones y posibilidades como cantante.
Cuando escuchó cantar a Juan Luis Guerra quedó flechado por el estilo interpretativo de nuestro laureado compatriota, a tal grado que dice Yoneidi que le pareció escuchar a Dios cantando bachatas. Afirma que a partir de la producción Bachata Rosa se mantiene persiguiendo infructuosamente conseguir los truquitos vocales de Juan Luis.
Pero fue a raíz de su ingreso a la compañía Tricom, en 1989, cuando se sintió realmente apoyado como artista, pues comenzó a cantar y a dirigir el conjunto “Al Rojo Vivo” que conformaba junto a otros empleados de la empresa.
Pero este artista tan atípico es mucho más que un transportador de mensajes románticos cargados de sentimentales melodías, Yoneidi es ante todo un ser humano cuyas prendas primordiales son el agradecimiento, su notable responsabilidad y el gran amor que siente por su familia.
Definitivamente, Yoneidi es una persona excepcional y un artista con innegables condiciones para lograr el mayor respaldo popular y a través de su repertorio mantenerse “parando el tránsito”.