¿Quién le habrá dicho a Monseñor Agripino Núñez Collado que el problema de la delincuencia tiene que ver con el Código Procesal Penal?
La ola delincuencial que azota al país tiene que ver con el deterioro moral reinante en la sociedad dominicana.
Tiene más que ver con los niveles de impunidad que prevalecen a favor de determinados estamentos sociales.
Radica más que nada en la complicidad que se advierte en litorales de la sociedad dominicana que protegen a corruptos de los sectores públicos y privados.
En un tribunal, un delincuente intimida más a un juez que una persona que acude a defender su honra. Ese es un problema serio.
Tiene que ver, señor monseñor, en la ostentación de bienestar que exhibe un reducido grupo de esa misma sociedad, mientras la inmensa mayoría sufre los rigores de un régimen económico que lo avasalla.
Decir que es el Código Procesal Penal la causa de la delincuencia es como darle la razón a quienes alegan que el ideal era el Código Viejo, como si ante no hubiese existido la delincuencia.
Por leyes a este país no le falta nada, al contrario, le sobran, para construir si quisiéramos una Suiza.
El problema nuestro es que quienes aprueban y promulgan las leyes son los primeros el violarlas.
Que muchas veces, quienes pregonan por el adecentamiento de la sociedad son quienes la están desfalcando.
El problema de la delincuencia no es de un papel, de un código, es de autoridad, señor Núñez Collado.
El problema es determinar no si el Código Procesal Penal anda bien, sino si las instituciones que deben hacer cumplir sus dictados actúan en para hacerlo valer.
Plantear que el problema es el código, es desviar el asunto por un camino que no tendrá solución ahora ni nunca.
Lo que al país le gustaría saber es porque si tenemos tantos guardias y policías y organismos de seguridad, nadie está seguro.
Al país le gustaría que le dijeran por qué si se invierten millones de pesos para el pago de una elevada nómina de agentes de seguridad, estos no aparecen por ningún lado.
O que se explique, por qué una sociedad que clama por más policías, lo que tiene es una abundante nómina de militares ociosos.
No sigamos tomando por las ramas el asunto de la delincuencia. Vayamos al grano. Vayamos a la raíz. Y a eso es que al parecer se le tiene miedo.