Cuentan algunos de los que tuvieron el privilegio de estar al lado del fallecido DR. Balaguer, que éste se paseaba por los cielos de SANTO Domingo, ubicando lugares para hacer obras, casi siempre en compañía de uno o varios de sus ingenieros favoritos.
Así nacieron vías de comunicación de tanta importancia hoy, y tan atacadas en su momento como la 27 de Febrero, el Acuario, y hasta la importante Plaza de la CULTURA.
Era un progreso al que muchos tuvieron el coraje de oponerse, pero q cuya oposición chocaba irremediablemente con la fuerza de decisión del hombre que dirigia a su antojo los destinos nacionales.
El Metro ha sido declarado como una obra del gobierno, del Presidente, que la entiende necesaria y que ha puesto en ella a un hombre que sabe ejecutar y trabajar cuando se le ordena hacer algo, que viene precisamente de esa escuela en donde solamente se pasaba de curso si se tenían los suficientes valores personales para hacer la voluntad del que mandaba.
De todo han dicho del METRO, ahora ya hay licitación, observando uno de los muchos reclamos de los que andan locos escribiendo, alguno de muy buena fe, otros desfasados, haciendo comparaciones que dejan mucho que decir de sus autores.
EL Metro nos abre una puerta grande al progreso, ojalá se pudieran volver de nuevo a los ferrocarriles que iniciara un hombre de pocas luces intelectuales como era Lilis, y comenzáramos a pensar en grande en cuanto al transporte de productos del campo a la ciudad, y viceversa, y de pasajeros.
Lejos de estar rumiando, que de eso existe mucho, por no haber sido beneficiados con la construcción del Metro, lo que debemos es exponer aquellas cosas que son posibles resolver antes de darle un matiz de enemistad gubernamental, cuando en realidad lo que se quiere es que el país avance.
Equivocado o no el Presidente de la República en el simil que hizo de la famosa torre francesa o nuestro Metro, creo entender que lo que quiso precisamente decir el ciudadano Presidente es que una prueba de algo que iba a revolucionar la construcción recibió su andanada de negatividades precisamente por parte de aquellos que no querían se sacados del juego.
Locura es seguir viendo Quijotadas para escribirla, y no acabar de entender que esa obra es de vital importancia para la capital de la República, y que lejos de estar en discusión forma parte de lo que es la obra de gobierno del dominicano que elegimos por mayoría el l6 de mayo del 2004.
Igual que las decisiones del hombre que nos desgobernó durante doce años, con la diferencia de que estamos en presencia de un político moderno, que sabe actuar, y que gusta de ir en busca de opiniones, pero creo que debe sentirse defraudado ante una oposición al Metro no sola-mente tan pobre, sino tan manifiestamente interesada.