WOODLAWN, Nueva York.-El el asesinato del periodista Orlando Martínez, hace 31 años, es motivo para que Julio Alvarado nos narre desde Nueva York, la historia de una institución cultural que lleva el nombre del insigne comunicador. El 17 de marzo se cumplen 31 años del asesinato del periodista Orlando Martínez . La comunidad dominicana en New York, le ha rendido homenaje con la acción, con la palabra, con la flor… En diversos espacios se siente la presencia de Orlando, las inciativas van desde una Flor a Orlando cada 17 de marzo, (y está no es la excepción), organizada por una coalición de or ganizaciones, a cuyo gesto se han unido periodistas,activistas comunitarios y líderes políticos. El Colegio Dominicano de Periodisttas en NY, por su parte lle prepara una misa el mismo dia.
Diariodigitalrd, se ha hecho eco de estos eventos. El lector/a de diariodirigal en esta lectura tendra una especie de regreso del tiempo a todo el territorio recorrido por la comunidad dominicana y algunos de los espacios que llegaron a ser emblemáticos para la imagen, memoria y el pensamiento de Orlando Martínez.
Se trata de espacio y camino que muchos encontramos hecho al llegar a Nueva York. Para comenzar nombro el Club Boca Chica, y Club Orlando Martínez, éste último, especialmente y cuya vigencia llego a ser tal que la mayoria de quienes hoy hacen activismo cultural pasaron de una forma u otra por el Club que mantuvo por casi dos décadas homenaje permanente al periodista Orlando Martínez.
Las vivencias fueron muchas y en variadas direcciones, muchas crisis y amanazas de cierre, pero muchas razones de celebracion y especialmente mucha solidaridad humana. El Club Orlando Martinez, inicialmente y luego el Centro Cultural Orlando Martinez, no se mantuvo al margen de los procesos politicos y culturales de la comunidad dominicana. De la militancia inicial que le dio vida y origen, de los que se quedaron hasta el final, barajo indistintamente algunos nombres: Felix Severino, Rosa Ogando prima de Orlando Martínez, A. Garrido, Angel (Cuchito) Vicioso, Kelva Perez y Julio Alvarado. Justo es nombrar algunas voces no dominicanas (puertorriqueños, rusoamericanos,belgas,norteamer icanos y haitianos). El vuelo de la memoria me acerca a Agustin Lao y a Vita Sari.
Nombres como Maitreyi Villaman Matos y Santiago Nuñez, se dejaron sentir ya en las cercanías del final del Centro Cultural Orlando Martínez . Del entusiasmo de esta última quedaron las huellas al celebrar su Centro Cultural Inaru en coordinacion con Bohemia Arte Vivo, las series de poesía Quisqueya y Colombia, Quisqueya y Puerto Rico.. y cuba….eventos donde se juntaba lo mas selecto de los escritores de dichas comunidades.
Del resto de esta radiografía con característica de homenaje a Orlando Martínez, se encarga el poeta Julio Alvarado, quien en entrevista exclusiva para diariodigital, ofrece informacion top secret respecto al origen del Centro Cultural Orlando Martínez. Quien mas si no el, quien junto a Miriam Dominguez, fuera su Director Ejecutivo en mas de un periodo .Alvarado tiene tras sus espaldas una gran trayectoria en el activismo comunitario y la promoción cultural al margen de recintos academicos, y entidades gubernamentales. Esta periodista le sometio al autor del celebrado poemario La fiesta Rota, temáticas y preguntas, a las que gentilmente accedio.
Estas fueron sus respuestas y ponderaciones.
Cuál es la historia del Club Orlando Martinez?
Julio Alvarado.- Lo que se conoció como Club Orlando Martínez surge a mediados de la década del ‘70. En sus inicios fue una especie de careta para las actividades "abiertas, culturales, financieras…" del Partido Comunista Dominicano (PCD), en un tiempo en que había una buena relación con el Partido Comunista de los Estados Unidos (PCUSA), el cual tenia sus organismos (células) y se conocían como club. Muchos de los miembros del PCUSA veían el club como un organismo del PCD y de hecho así era; algunos de los dirigentes del PCD de aquella época trabajaban en el periódico del PCUSA y ellos tenían la intención de que se integraran a ellos como un club (célula) más. Esto motivó algunos problemas, incluyendo el que algunos de sus integrantes se fueron del PCD.
Además de hacer actividades publicas de cierta envergadura, el club era una forma del PCD realzar el nombre de una personalidad del calibre de Orlando Martínez y capitalizar políticamente el respeto que le tenían en República Dominicana y en la diáspora dominicana. En esta etapa el Club Orlando Martínez llegó a contar con una membresía bastante significativa (llegó a tener un local en Manhattan y otro en Brooklyn) y participó de modo activo en importantes luchas y proyectos de la comunidad, como la formación de Alianza Dominicana, el Desfile Dominicano, entre otras, además de desarrollar programas educativos y asesorías, como clases para preparación del GED y trabajo con los inquilinos. Vale destacar que una de la primeras campañas que se desarrolló en la comunidad dominicana para exigir traductores para los pacientes en el hospital Columbia Prebisterian, fue impulsada por el Club Orlando Martínez, llegándose a conseguir más de 5,000 firmas de miembros de la comunidad, dando como resultado que este problema se empezará a enfrentar.
En los 90s, y contando ya con un solo local en la calle 145 y la avenida Amsterdam, se empezó a ver la necesidad de que el club tuviera unas proyecciones y estructuras que fueran más allá de lo partidario. Aunque seguía habiendo diferencias en cuanto a las maneras de hacerlo, fue primando una conciencia de que se tenía que relanzar el club como una entidad independiente, que pudiera aglutinar sectores progresistas que no necesariamente comulgaran o fueran miembros y simpatizantes del PCD. Luego de un proceso de debate se llegó a considerar el nombre de Centro Cultural y Comunal Orlando Martínez, que se llegó a usar muy brevemente, hasta finalmente concluir con el nombre definitivo de Centro Cultural Orlando Martínez, entendiendo que lo comunal está incluido en lo cultural.
POR QUÉ ORLANDO MARTÍNEZ?
JA.-Además de representar a un mártir de la lucha por la verdad, también representa y es una referencia esencial de la intelectualidad más avanzada y progresista en el campo de la cultura y la política; en él se encarnaron desde los valores de la cultura nacional y universal hasta el respeto a nuestra soberanía. Sus escritos están ahí para testificarlo. Asumir un centro cultural con este nombre implicaba un interés de desmarcar desde un principio los lineamientos progresistas del mismo, aún ya sin una atadura partidaria y abierta a la diversidad, en Orlando Martínez convergía a nuestro entender los ideales más sanos y representativos en nuestro país de origen, de una sociedad mejor, que al fin y al cabo es lo que se pretende contribuir a crear.
La vinculación y el intento de vinculación con la figura de Orlando Martínez, no solo es con la simbología del hombre asesinado cobardemente, sino también con el periodista e intelectual de avanzada. El nombre del centro no pretendía ser una simbología más de nuestra historia, así como algunos toman una fecha patria o el nombre de un héroe para nombrarse, sino que políticamente estaba la intencionalidad de defender sus pensamientos y sus ideales libertarios, su sacrificio por la verdad. Se asumía así además la lucha por castigar a sus asesinos, en una época en que ni siquiera parte de sus asesinos materiales aún se habían condenado. Mantener viva la imagen de Orlando era también mantener viva la denuncia a una clase politica cómplice de años de represión y enemigos de la democracia.
QUIÉNES ENTRARON EN ESTA PRIMERA ETAPA Y DE CUANTAS ETAPAS HABLAMOS
JA.- Al principio de los 90s y alejándose de lo que había sido hasta ese momento, como se explica más arriba, y ya con el nombre de Centro Cultural Orlando Martínez (CECOM), se crea un especie de comité gestor, que además de ir trabajando en los estatutos y lineamientos iba realizando trabajos culturales desde su local de la 145 y Amsterdam: Charlas sobre Pintura Dominicana; la obra de Franklin Domínguez “El último instante”; Homenaje a René del Risco Bermúdez; lecturas de poesía y paneles literarios y conferencias sobre diferentes aspectos de la realidad dominicana, además de proyectos educativos como la Escuela de Educación Popular. Entre los intelectuales y artistas que participaron de esa etapa se pueden mencionar Alberto Bass, Abil Peralta Aguerro, Miriam Ventura, José Carvajal, Carlos Rodríguez, Tomás Modesto, Alexis Gómez Rosa, Tomás Castro, Mateo Morrison, Digna Alvarado y Carlos Espinal, entre otros y otras.
El local de la 145 tuvo que entregársele al dueño del edificio, quien lo requirió para uso personal y la ley en ese sentido lo amparaba. Al quedar sin local el centro no dejó sus labores y se impuso una estrategia en tres direcciones: continuar haciendo sus actividades culturales en diferentes localidades de la comunidad una vez al mes, hacer actividades para conseguir fondos e ir desarrollando y consolidando una junta directiva y una junta ejecutiva.
Luego de tener algunos recursos económicos nos dimos a la tarea de conseguir un nuevo local, hasta que al final nos instalamos en la calle Thayer del Alto Manhattan, un local que aunque no muy grande tenía buena visibilidad. Por falta de recurso la renovación del local tuvo que hacerse con el trabajo físico de sus miembros más activos, habiendo contando con la donación del trabajo de diseño de la artista colombiana Hersilia Restrepo, que aún con pocos recursos supo darle una terminación tan sofisticada y de buen gusto que fue más allá de lo que imaginábamos y nuestros medios nos permitían, logrando abrir así un local bastante respetable y de un buen nivel artístico.
En las diferentes etapas del CECOM existen diferentes protagonistas que hicieron sus aportes significativos en diferentes niveles, ya sea como miembros de la Junta de Directores, ya sea en el trabajo diario. Es justo mencionar, y quizás olvido algunos, nombres como Pedro Pérez, Manuel Jiménez, Nóbel Rodríguez, José Guicharardo, Ángel Vicioso, Miriam Domínguez, Rosina Rodriguez, Ramón Garrido, Rosa Ogando, Rolando Amonte, Félix Severino, Simón Morel, Luz Bermúdez y muchos otros y otras.
Entre los artistas e intelectuales que participaron de alguna manera en esta nueva etapa del centro estuvieron Silvio Torres-Saillant, Luis Díaz, Esteban Torres, Wilson Spencer, Carlos Reynoso, Magno Laracuente, Iván Domínguez, Ramona Hernández, Juan Valoy, Silvano Lora, etc.
QUÉ LEGADO CONSIDERAS DEJO CULTURALMENTE EL ORLANDO A LAS GENERACIONES Y GRUPOS CULTURALES POSTERIORES.
JA.- Entender la importancia que tiene el Centro Orlando Martínez no puede hacerse sin entender la situación de nuestra comunidad 10 o más años atrás. El CECOM abrió un espacio cultural importante en nuestra comunidad, siendo pionero de muchas iniciativas significativas, en un momento en que la comunidad estaba huérfana de esos espacios para artistas, intelectuales y jóvenes, procurando siempre impregnarlos de una óptica progresista. Fue así mismo un espacio abierto al trabajo con otras instituciones y grupos. Todo esto quedó demostrado en las charlas, conferencias, exposiciones, ferias callejeras, recitales de poesía, ciclos de cine, trabajo de verano con los jóvenes y el establecimiento de una biblioteca, entre otras; así como en la variedad de grupos que pudieron hacer uso de su local.
Ciertamente que la comunidad cultural nuestra ha cambiado, aún con grandes dificultades y deficiencias (y a veces hasta con muchos chismes y revanchismos entre ellos) los artistas, intelectuales y activistas o promotores culturales han ido lentamente abriéndose espacios -aunque muchos todavía cobijados o esperanzados en los ofrecimientos oficialistas de la Casa de la Cultura (hoy Comisionado de Cultura) o esperando la “borona” de algún oficial electo. Al decir esto no necesariamente nos oponemos a que algún artista o intelectual decida exponer o aceptar algún apoyo de instituciones que están precisamente para eso.
Al hacer la acotacion solo deseo resaltar es que una agenda cultural determinada no tiene que estar supeditada a cierto tipo de instituciones y que no hace en muchos casos mas que crear dependencias que castre el trabajo.
QUIENES ESTABAN EN EL FINAL, EL CIERRE Y LAS RAZONES
JA.-Las razones de su desaparición son diversas. Sería muy fácil concluir que por problemas económicos, aunque Ciertamente quienes estuvieron al final de la existencioa del Club Orlando martinez tuvieron un peso importante.(mencioname nombres). Razones: Podríamos mencionar algunas que tal vez sean las reales. El centro se movía entre la ambivalencia de ser una entidad de miembros y una entidad con una Junta de Directores y una empleomanía, un poco como funcionan las agencias sin fines de lucro. En ese sentido llegamos a manejar dos propuestas, una de una fundación de arte y otra del programa de trabajo de verano para jóvenes; así mismo el programa de “Ready Poetry” o “Poetry Reading”, aportó recursos para algunas actividades.
A parte de los problemas económicos y de las divergencias ideológicas o políticas en que a veces nos enfrascamos –por los diferentes tipos de estructuras que a veces se concebían-, creo que tal vez otra de las cosas que no permitió darle continuidad a este proyecto fue la gran cantidad de metas que quisimos llevar a cabo a la misma vez. Muchos de estas metas significaban incluso un reto en sí mismas, y llevarlas hasta un nivel óptimo implicaba concentrar los recursos en una sola dirección.
LOS CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA DEL CENTRO CULTURAL ORLANDO MARTINEZ (CECOM) LO DETERMINÓ EN OCASIONES LA FALTA DE RECURSOS?
JA.- Tuvimos muchos objetivos y programas –y que llegaron a funcionar más o menos con éxito modesto- pero ninguno pudo desarrollar todo el potencial que tenían: Biblioteca Pedro Henríquez Ureña, Escuela de Educación Popular, Galería de Arte y Trabajo de Verano para los jóvenes, entre otros. Cada uno de estos proyectos tenían sus propias envergaduras e incluso levantar uno solo de ellos hasta solidificarlo, ameritaba más trabajo del que se hizo y llegó a pensar. Si observamos retroactivamente, muchas de las actividades que tuvieron más estabilidad eran aquellas que eran cíclicas: Noche Cultural, Conferencias, recitales de poesía y encuentros literarios; eran actividades que se iban generando de acuerdo a las necesidades, las circunstancia y/o la demanda pero no implicaban una estructura en sí misma. Así, por ejemplo, si bien llegamos a tener muchas exhibiciones de arte, nunca llegamos a tener la estructura que amerita una galería.
Y así nos podríamos pasar hablando y meditando sobre lo que pudo haber sido y no fue. Ahora bien, no quiero dejar de mencionar que soy de los que piensa, que en el fracaso del centro estuvieron envueltos no solo sus miembros y directivos sino la propia comunidad cultural del momento. Y digo esto, porque era un espacio abierto a toda la comunidad -tan abierto y democrático que llegamos a tener miembros del Partido Republicano en la toma de decisiones-, un espacio que fue usado por más de una organización que en esos momentos estaban sin espacio propios. A muchos se les invitó incluso a ser parte de su junta directiva y siempre rehuyeron del compromiso. Más aún cuando se les quiso pedir compromiso de colaboración, algunos que usaban el local con regularidad, prefirieron irse a guarecer a agencias con recursos en vez de aporta una suma irrisoria a las finanzas del centro.
EL SALDO POSITIVO DE TANTOS ANOS DE ACTIVISMO CULTURAL?
JA.- Y así vemos que existen hoy iniciativas que muchas veces se apoyan en agencias sin fines de lucro, en clubes sociales y a veces en negocios del área. Pero para hacer su trabajo o sencillamente hacen uso de los pocos recursos de galerías de artes existentes. Para muestra, se puede mencionar Trazarte -que hace sus presentaciones en el Columbia Presbyterian-, Los Miércoles Culturales del Tamborín, la galería de arte Rios Gallery, Las Tertulias de Caliope, Dart, Sound of the Art, etc. Incluso existe un grupo significativo de artistas que se han agrupado en una Asociación de Artistas Visuales Dominicanos.
CONSIDERACIONES SOBRE EL TRABAJO CULTURAL
JA.-En conclusión, y tal vez como experiencia de lo vivido en el centro Orlando Martínez, creo que cualquier esfuerzo serio que procure dedicarse al trabajo cultural, debe partir de la autogestión, de la capacidad de prepararnos técnicamente para identificar fondos y desarrollar planes elaborados profesionalmente. Hay recursos ahí afuera que se pueden aprovechar, pero es trabajando que se pueden conseguir, no esperando las bondades de algún partido o oficial electo de turno.
Cuando existía el CECOM esos espacios eran muy reducidos o no existían. E incluso podríamos decir que muchos de lo que hoy hacen activismo cultural en nuestra comunidad, pasaron formal o informalmente por el centro. Nosotros nos atrevimos y establecimos una diferencia, se acepte o no hoy en día, o al menos que se quiera asumir el complejo del Rey Midas, que solo sirve lo que tocamos o vemos por primera vez. Sin lugar a duda abrimos espacios que ayudaron directa o indirectamente a conformar lo poco que tenemos de ambiente cultural hoy en día. Creo que aquellos que pasamos por el Orlando Martínez y aportamos nuestras cuotas, nos debemos sentir orgullosos, aunque inconformes y lamentando su desaparición, de el trabajo que allí se hizo. Un trabajo que no vio la cultura como simple entretención o espectáculo, que tuvo una vertiente artística, educativa y de trabajo comunitario serio.
MV: ¿ALGO MAS POETA?
JA-Si. Gracias por permitirme este espacio y, por tu atención.