Santo Domingo.-El Diálogo Nacional, que modera Agripino Núñez Collado, parece que se está convirtiendo en un Diálogo de Ciegos. Y no decimos de mudos y sordos, porque allí ¡se haaabla y mucho! Asì se pone el buey despues de viejo, amagando con regresar a los tiempos dorados cuando se le llamaba "Toro".
Solamente amagando. ¿Le pasa eso al Diàlogo que otrora tenìa el poder del mejor de los gobiernos?
Lo cierto es, que en su última reunión, después de un largo período de asueto, el Diálogo descubrió (como se descubre el helado en palito) otras cinco causas de la violencia y la criminalidad que sufre el país, y ninguna de ellas tiene que ver con la desigualdad social, la pobreza y la falta de oportunidades de la población, unidas a otros factores como la corrupción, la impunidad y la burla que ello constituye para el ciudadano común.
De nada de esto parece que se tratò a decir de los reportes de los periódicos, y en consecuencia, la gente se hace una percepción pesimista que de la última reunión del diálogo celebrada en su tradicional sala del recinto Santo Domingo de la PUCMM, y según la cual, la alta de seguridad fronteriza, de controles en la migración, la importación de ex convictos, el narcotráfico y el problema haitiano, son los nuevos factores de la delincuencia.
Desigualdad social, penurias económicas y factores conexos, dijo Milagros Ortiz Bosch, son las causas de la delincuencia, y con ella estamos de acuerdo, pero por lo visto no la Mesa del Diálogo, que adrede o por omisión, no trató el conflictivo tema quizás por temor a señalar con el dedo, a algunos de los presentes y honorables contertulios.
Es como si se le quisiera pegar todo al dedo malo, buscar la fiebre en la sábana y el negro detrás de la oreja, cuando se sabe, que ese color racial que a los haitianos se les endosa como estigma y a veces intentamos esconder con cremas blanqueadoras en el rostro, lo llevamos, casi todos los dominicanos, incluyendo de ojos azules y verdes, en los genitales.
Fììense, que no estamos hablando de conciencias, que las hay y se ponen màs oscuras que la tiniebla, cuando se les tapan los conductos que le permiten ver el drama humano y la claridad de la vida.