“Generalmente se asocian con el término de marketing político o marketing electoral connotaciones de manipulación de las percepciones y opiniones de la gente, mediante recursos sofisticados de comunicación, principalmente a través de la televisión.”
Los medios de comunicación se presentan como plataforma necesaria del Mkt político, pero, no son su único componente, también lo integra el mensaje o discurso que se asocia con el programa del partido o candidato
Si juzgo el Mkt Peledeista es porque desde aquellas declaraciones de Franklin Almeida y Lidio Cadet estableciendo una clasificación de los dominicanos entre corruptos y peledeistas, el Partido de la Liberación Dominicana es un referente de las mejores conductas políticas de la sociedad dominicana.
Ellos son buenos en todo. En educación, teoría y métodos, honestidad, organización, inteligencia, modernidad y ejemplo de conductas democráticas.
No importa su degradante fracaso en el uso de las urnas electrónicas o escándalos de corrupción como los de Margarita Gómez y Kalil Michel, siguen siendo los mejores. No importa que a los costosos spot de “vuelve el presidente”, se impusiera el grito barbàrico del e pa fuera que van, son los conspicuos, insignes y nobiliarios peledeistas.
Una imagen que se sostiene a base de ríos de dinero del erario y que de otra forma no podría calentarse.
Las elecciones de medio término encarnan un momento adecuado para preguntarse donde ha quedado la creatividad del marketing Peledeista? Basta examinar los spot y mensajes de sus principales candidatos Reynaldo Pared y Cristina Lizardo, remedos del merengue sin letra, pues ”dicen nada”, en términos del interés material del ciudadano elector.
Pared Pérez explica sus propósitos en términos explícitamente subjetivos: “se preguntarán por qué quiero ser senador? Porque al igual que ustedes quiero un senado creíble, transparente que nos haga sentir orgullosos.” Con su sola llegada en calidad de senador y los efluvios mágicos de un Harry Potter, cambiaría el descrédito de los legisladores a creíble.
Pared Pérez, no propone, no plantea, no programa, no planea, no prevé, no organiza, no estructura, no proyecta, no ingenia soluciones a los problemas sociales para convertir su candidatura en algo relevante; solo concluye como si hablara solo, “cambiemos el congreso”.
De Cristina Lizardo, qué se puede decir? En los barrios sus partidarios, donde siempre llega tarde a las actividades, se limitan a poner merengues que preguntan ¿ qué será lo qué tiene Cristina? A la par que la llaman “la reina” ( los títulos nobiliarios están prohibidos constitucionalmente), la senadora.
Si examinamos las encuestas del Listìn Diario, un aliado Peledeista, el congreso nacional tiene 57 % de credibilidad con lo que deja al Sr. Pared Pérez sin validez en su argumento de campaña y Cristina Lizardo marcha detrás de la candidatura de Gòmez Bergès en la provincia de Santo Domingo con apenas 36 % de preferencia, claro que así podrá ser, como ama de casa al fin, “reina de su hogar”, pero no senadora.