El uso del tema de la corrupción como argumento para sacar partidas políticas no ayuda a la causa de quienes luchan contra ese flagelo.
Lo mismo ocurre cuando se usa el tema del narcotráfico con fines partidistas.
El uso de uno y otros con fines proselitistas en una campaña electoral, conviene a los corruptos y a los traficantes de drogas.
Y es que los temas de campaña políticas desaparecen de la agenda una vez estas campañas pasan.
El resultado es que todo mundo queda embarrado, pero todo mundo queda suelto.
Por eso hemos advertido sobre el peligro de usar los tribunales para aparentar en campaña que se está luchando contra la corrupción.
Como peligroso es que se diga que hay candidatos ligados al narcotráfico, y aun siendo autoridad, no se señale quienes son esos candidatos.
O usar este periodo para cuestionar a personas e instituciones, cuando una vez cuenten los votos salirle al país con el cuento de que se trataba de argucias de campañas electorales.
Por eso hemos dicho que una auditoria a la Junta Central Electoral (JCE), no es oportuna si esta puede realizarse después de las elecciones.
Cuestionamos las pretensiones y afán del Gobierno de apurar auditorias selectivas contra ayuntamientos controlados por la oposición, solo para fastidiar, no para adecentar.
Sabemos que son estratagemas proselitistas. Lo que advertimos es que su uso para esos fines desacredita la sagrada lucha por adecentar la administración pública.
La lucha contra la corrupción hay que apartarla del proselitismo y la politiquería, y dejarlo en manos de los tribunales. No desacreditemos esas banderas de lucha.
Al menos, es lo que pensamos.