La cuestión del aumento de la delincuencia en el país, no está siendo tratada con el debido rigor, dá la impresión que se trata de quejarse, de vez en cuando, hacer poco de “aspaviento” y dejar la cosa en el mismo lugar. Creo que se impone, hacer un planteamiento al fondo del asunto. Para lo cual, es necesario establecer algunos parámetros, tomar una muestra y enfocar la cuestión en su justa dimensión hasta reducirla a su más mínima expresión.
En sociedades como la nuestra, el delito puede ser controlable, objetivamente controlable. Excepto que los delincuentes, no se nos hayan ido adelante, y hayan copado los organismos de decisión de la lucha contra la delincuencia. Si eso es así, éstas líneas no tienen sentidos lo único que nos queda es ir a la primera tienda y comprarnos nuestro correspondiente antifaz y unirnos a la parafernalia de la delincuencia.
Uno de los puntos de partida, es la ineficiencia de la Policía Nacional, para controlar el delito. Mil y un argumentos se enarbolan para justificar esta situación, hasta el grado que la llamada Reforma Policial se ha estancado, porque solo tiene sentido, una reforma policial si es para detener la delincuencia, cualquier otra motivación es una “chercha de
Civiles”.
Una primera tarea para trabajar este asunto con seriedad, es determinar hasta qué nivel la delincuencia ha permeado las files policiales, y hasta qué nivel los delincuentes se han uniformado, hasta el grado de neutralizar la acción policial efectiva, esto quiere decir en otras palabras, que es necesario mirar hacia el interior del Cuerpo Policial, para estudiar hasta qué grado es la gravedad del asunto. Mirar hacia fuera es perder el tiempo, hay que ver y analizar cuántos Rasos, Cabos, Sargentos, Tenientes, Capitanes, Mayores, Coroneles, y Generales, se encuentran vinculados directa o indirectamente al crimen.
Es ilusión pretender Reformar la Policía Nacional de la República Dominicana, si previamente no se aplica un programa de DEPURACION INTERNA, a fin de llevar a niveles controlables la corrupción interna. Esta depuración interna de la Policía Nacional, es a todas luces una decisión, que sólo la puede tomar el Presidente de la República, a través del Secretaria de Estado de Interior y del Procurador General de la Republica, se trata de aplicar una política del Estado en el área de la Justicia Criminal, lo cual es incumbencia constitucional exclusiva del Poder Civil del Estado Dominicano.
Además ya es tiempo que el cargo de Procurador General de la Republica, sea rodeado de la autoridad que le confiere la ley. Conjuntamente con esa depuración tan hablada, y tan deseada por la población, debe de desmantelarse el actual esquema estructura de la Policía Nacional, y todos los organismos investigativos (Homicidio, Falsificaciones, Delitos contra la propiedad e Investigación Criminal) deben pasar a la Procuraduría General de la Republica. No tiene sentido la actual estructura, porque sus fines y resultados ya lo estamos viviendo. Superar esa obsoleta estructura, es comenzar a devolver confianza en la población y elevar los niveles estrictamente profesionales a esos cuerpos de investigación, esencialmente civiles.
El control del delito, es un deber del Estado, es una aspiración de toda la sociedad. No se trata de aspavientos, ni de un lamento hoy, lanzado por un determinado sector del país. Es una urgencia nacional, el aumento de las muertes violentas, alcanza a todos los niveles de la sociedad. Los hechos violentos, superan la capacidad de asombro de la población.
Los programas antidelictivos ejecutados por las autoridades resultan inadecuados frente a la oleada de actos delictivos. La cuestión de la lucha contra la delincuencia, se maneja con una incapacidad profesional que asombra. Los organismos responsables se encuentran a la defensiva, los voceros y representantes utilizan un lenguaje sinuoso, repetido. Cantinflesco y sin contenido. Normalmente se justifican medidas cuyos resultados son ineficaces y se ofrecen declaraciones absurdas.
QUE HACER?
Es necesario implementar nuevas formas para enfrentar los actos delictivos. Entre esas nuevas formas, se encuentra la información que se sirve a la población, qué hacer con esa información, y cómo saber más y mejor sobre los actos delictivos, con el propósito de que la OPINION PUBLICA, tome el control de los acontecimientos. Tomar el control significa: (a) saber qué tipo de delitos, (b) dónde se cometen, y (c) con qué frecuencia ocurren.
TIPOS DE DELITOS:
El tipo de delito, constituye una buena base para estudiar las causas que los produce. Cada sociedad, motoriza sus propios delitos, ligados al desarrollo de esa determinada sociedad. Si se tiene una idea aproximada del tipo de delito, se pueden establecer los programas para su control. Conocer el tipo de delito es imperativo para su reducción. Ignorar el tipo de delito es una de las causas para su proliferación.
DONDE SE COMETEN:
Conocer el lugar donde se comete el delito, es uno de los factores esenciales para su control. Saber el barrio, el sector, la localidad, el municipio, la urbanización, el ensanche, permite la ubicación física del lugar, lo que facilita establecer programas de controles con ciertos éxitos, por parte de las autoridades. Además de esta utilidad, la ubicación de los actos delictivos por lugares, permite una aplicación de políticas de bienes raíces, por parte de empresarios y comerciantes. Aquellas áreas susceptibles de mayores actividades delictivas podrán ser detectadas y por vía de consecuencias, aquellas zonas de menor incidencia delictiva, tendrán un mayor desarrollo comercial, nadie vive en áreas donde el delito se encuentre en auge. La ubicación con exactitud de aquellos lugares donde ocurren actos delictivos, es algo que se aplica en otros países con eficiencia, ya que tiene un alto componente preventivo. Los inversionistas privados estarían detrás de esta valiosa información, ya que es uno de los factores, a tomar en cuenta en el área de los Bienes Raíces. La ciudad Segura, no puede ser un slogan administrativo. La ocurrencia de actos delictivos, establecen la verdad de los hechos y la ciudadanía tratará de vivir en los lugares más seguros y de menos ocurrencia de acciones violentas. Los residentes de aquellas zonas y lugares donde se reporten mayores incidencias delictivas, trataran de unirse en cruzadas de ciudadanos, contra el crimen y la violencia, a fin de erradicar de sus áreas a los antisociales.
FRECUENCIA EN LA COMISION DE UN DELITO:
La frecuencia con que se comete una acción delictual, conlleva a la necesaria conclusión de que ya no es un hecho aislado, sino la permanencia de individuos o grupos organizados en quebrantar la ley. En otras palabras, estamos frente a una actividad delincuencial promovida de manera consciente y sistemática para cometer delitos. Cuando se tiene el control de la frecuencia en que ocurren las acciones, las acciones preventivas se pueden implementar.
Sin control del delito es imposible reducir la delincuencia.