Todavía muchos no se reponen de la derrota sufrida por los dominicanos ante el excelente conjunto de Cuba el pasado sábado en el Clásico Mundial de Béisbol, celebrado recientemente. Fue una derrota convincente y que debe motivar a una reflexión de la población amante de esa disciplina en el país.
Estoy entre los dominicanos que nunca ha subestimado a Cuba; por el contrario a esa nación, le debo el haber realizado mi primer diplomado en comunicación y relaciones internacionales en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” en 1984, mediante una beca canalizada entre el Colegio Dominicano de Periodistas y la Unión de Periodistas de la hermana nación caribeña. Allí, permanecí durante casi cuatro meses y volví a visitar La Habana en el 2002, como delegado ante el vigésimo cuarto Congreso Interamericano de Relaciones Públicas, efectuado en el hermoso complejo turístico de Varadero, durante una semana.
En ambas experiencias, escribí varios reportajes en el desaparecido diario El Sol y en El Nacional, donde describí aspectos relativos a la vida política, económica y social cubana. La mayoría de la población dominicana desconoce realmente aspectos fundamentales de la sociedad cubana motivados mayormente por la política de aislamiento que ha sufrido ese país como consecuencia del embargo económico y comercial que mantiene el gobierno de Estados Unidos durante más de cuatro décadas.
La propaganda anticubana proyecta a través del poder mediático internacional la imagen de que en Cuba se pasa hambre; que la gente no tiene dinero ni siquiera para comerse un pedazo de pizza y comprar ropa. Ciertamente, Cuba ha transitado por momentos difíciles especialmente después de la caída del sistema socialista en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y gracias al liderazgo, inteligencia y carisma de su líder, el doctor Fidel Castro Ruz, esa nación ha podido superar muchos de esos obstáculos incluyendo el propio inhumano bloqueo.
La prensa internacional pocas veces nos habla de los logros tangibles de los cubanos, especialmente en la salud, deportes, educación y saneamiento ambiental. En Cuba, no hay analfabeta y su sistema de salud está por encima de muchas naciones industrializadas, demostrado con el envío de miles de médicos cubanos a misiones humanitarias en distintos países.
Nunca vi en las calles cubanas a un niño limpiando zapatos ni cristales de vehículos y muchos menos pidiendo limosnas, común en casi todas las ciudades latinoamericanas, incluyendo Santo Domingo.
Ahora bien, ¿Por qué los cubanos fueron capaces de superar a los dominicanos en el Clásico de Béisbol? La razón sobrepasa las condiciones físicas de los notables atletas que se midieron aquél sábado memorable, y trasciende el concepto de orgullo patrio; de entrega, de amor y deseo ciertamente de alcanzar la corona. Los integrantes del conjunto cubano sicológicamente lucieron más armonioso, seguro, imponente y decidido.
Para algunos, es inexplicable que superastros dominicanos que juegan en el béisbol de Estados Unidos con una nómina salarial que supera los setenta millones de dólares al mes, hayan caído vergonzantemente derrotados por la novena cubana.
Si el equipo de la República Dominicana se hubiese integrado con tiempo razonable a las prácticas con miras a asumir el gran compromiso la historia se estaría escribiendo de otra manera. Lamentablemente, no fue así y hay que saber los dolores de cabezas que afrontó el gerente general del conjunto quisqueyano, Stalyn Javier tratando de convencer a nuestros peloteros para que dieran la cara por el país.
En la memoria de los seguidores de la pelota quedará grabada la imagen de la extraordinaria labor del lanzador Pedro Luís Lazo, poniendo de ridículo con un vergonzoso ponche al petromacorisano Alfonso Soriano,para culminar así una nueva jornada de éxitos de la tropa cubana.
Los cubanos demostraron que son la verdadera potencia del béisbol en el mundo, y es posible que de ahora en adelante algunos “descubran” que Cuba ya no puede ser subestimada. Así de sencillo.