La comentarista de radio y televisión Consuelo Despradel, estaba furiosa porque la entrevista del presidente Leonel Fernández que se le atribuye al prestigioso periódico español El País, era un fraude. Se trató de otra mentira del gobierno.
"Se gastaron millones de pesos publicando en la página tres de todos los periódicos una entrevista que no se produjo, o que, por lo menos, no fue publicada por El País", dijo.
Mostró en televisión la reseña, de poco más de una cuartilla, que apareció en el diario español el pasado sábado.
Doña Consuelo echaba chispas. Al llegar al programa El Gobierno de la Tarde de la Z-101, mostró lo que apareció en El País, una breve reseña de lo que suponemos fue la entrevista.
Es posible -especulo- que el influyente rotativo madrileño le enviara al mandatario las preguntas por escrito. El respondió todas las preguntas, pero el periódico, porque no lo creyó importante o porque no tenía espacio, no publicó las respuestas como esperaba la dirección de prensa del Palacio. El periódico El País no transgredió ninguna norma ni violó ningún código ético. No publicó la entrevista sino una reseña, ¿por qué el gobierno se gasta una fortuna del presupuesto nacional reproduciéndola en todos los diarios de circulación nacional? ¿Qué de malo tiene? Probablemente nada, si El País hubiera publicado el cuestionario. Pero el diario se quedó con la entrevista, no la divulgó. Quiere decir que el gobierno utilizó el nombre y la credibilidad de uno de los medios de comunicación más importantes e influyentes del mundo con fines puramente políticos de cara al proceso electoral.
El periódico El País no violó ningún procedimiento protocolar, no le faltó el respeto a Fernández. Es su derecho publicar o no publicar. Ahora bien, el que violó procedimientos legales y éticos fue el Gobierno al atribuirle una publicación que no se produjo. Alguien podrá decir que doña Consuelo y yo estamos buscándole la quinta pata al gato, que tenemos "gadejo". Pero no es así. Tratamos de establecer la verdad y evitar que nos sigan cogiendo de tontos. Y además, como dice Consuelo, no sólo en el despacho presidencial y en la Fundación Global saben navegar por la Internet, donde, por unos dólares al mes o al año, podemos leer todos los días "El País" español.
No es la primera vez que los asesores de comunicación del doctor Fernández falsean la verdad. Recordemos la ocasión en que se informó que el mandatario había sido invitado para dar apertura a los trabajos de la bolsa de valores de Wall Street, en Nueva York. Clave Digital demostró que no era cierto. Claro, nada de esto nos puede extrañar. Recordemos aquel trabajo del historiador y abogado, alto dirigente del PLD, que reveló que su líder, maestro y guía, el profesor Juan Bosch le enseñó la manera de mentir en la prensa haciendo que dos o tres gatos en un mitin parecieran como si fueran miles de gatos. ¿No lo recuerdan? Yo sí. Como también recuerdo la época en que los periodistas éramos "enemigos de la raza humana".
Que el gobierno mienta con relación a la publicación del periódico El País en espacios pagados, no me sorprende. Las respuestas que da el mandatario están llenas de inexactitudes -para no decir de mentiras- en materia económica y política que pueden ser fácilmente demostradas por cualquier opositor.
El gobierno miente todos los días. Para una mentira más no había que irse a España ni usar el buen nombre de un periódico tan famoso y tan bueno como El País. No había que hacer tanto bulto ni gastar tanto dinero. Las bocinas pudieron hacer ese trabajito aunque su credibilidad esté por el suelo. Pero bueno, el mandatario está de gira por el viejo continente. Necesita estar presente de alguna manera, ya que estamos en campaña y esa alianza rosada tiene temblando al gobierno, incluyendo al propio presidente, quien a su regreso se integrará a la campaña. De hecho, la publicación de la supuesta entrevista forma parte de la campaña.
De este gobierno, ni del partido de gobierno, nada me extraña. ¿Qué se puede esperar de un gobierno capaz de comprar opositores como si fueran reses para incluirlos en su boleta, dejando fuera a sus propios dirigentes y militantes que ahora, por obligación, tendrán que hacerle campaña a los mismos peredeístas y reformistas que hace apenas unos días condenaban y acusaban de corruptos? Por ejemplo, ¿con qué cara salen los dirigentes y simpatizantes del PLD a promover la figura del síndico de San Francisco de Macorís a quien hasta ayer combatieron? ¡Es duro, muy duro! El gobierno se sustenta en estos momentos en los tránsfugas y en las bocinas.
En estos dos especímenes de la política y de la comunicación el gobierno invierte miles pesos. Lo cual, insisto, no me extraña. Como he dicho en otras ocasiones, la dirección del grupo que controla al PLD en estos momentos es capaz de cualquier cosa. ¿Lo leyeron bien? ¡De cualquier cosa!