MADRID. ETA espera ahora que el Ejecutivo mueva pieza y responda al anuncio de «alto el fuego permanente» con un gesto significativo consistente en un primer acercamiento de presos terroristas al País Vasco y Navarra o su entorno. Dicha actitud deberá estar acompañada de la excarcelación de aquellos reclusos que padecen enfermedades graves o que han cumplido las tres cuartas partes de la pena impuesta por los tribunales.
Fuentes antiterroristas consultadas por ABC recuerdan que a los cabecillas de la banda les importa poco la situación personal de sus presos, pero en la actual coyuntura su progresivo acercamiento al País Vasco y Navarra lo presentarían ante la izquierda abertzale como el primer éxito del proceso de negociación en ciernes, y consecuencia directa del anuncio de tregua.
Para el Gobierno, de certificar que el «alto el fuego permanente» es el primer paso hacia un abandono definitivo de la actividad terrorista, y si tiene garantías de que van a cesar también la «kale borroka» y la extorsión, lo más fácil ahora sería, en efecto, mover ficha con los presos. Es una medida que se puede aplicar de manera gradual.
Ya lo hizo el entonces presidente del Gobierno José María Aznar durante la tregua de 1998, cuando autorizó el traslado de presos sanguinarios que cumplían condena en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, a centros penitenciarios de la Península, en concreto, de Andalucía.
De esta forma, la negociación técnica, la mesa que debe sentar al Gobierno y ETA para hablar de presos y de «desmilitarización del conflicto», según la propuesta de Anoeta, parece perfilarse.
La banda ya comunicó el pasado verano al dirigente de LAB Rafael Díez Usabiaga que consideraba abierto el cauce de la negociación con el Ejecutivo y que a partir de entonces urgía acelerar la constitución de la otra mesa, la de partidos -la que aborde la autodeterminación-, para que ambos foros trabajen en paralelo.
El caso es que Zapatero -al igual que sus predecesores en La Moncloa- dispone de un plan que incluye la salida progresiva para los presos etarras en el supuesto de apertura de un proceso de diálogo.
Fue elaborado hace tiempo, ya que requiere un estudio pormenorizado de la situación de cada interno y el correspondiente seguimiento de su evolución penitenciaria.
La primera fase de este plan incluye el gradual acercamiento de los reclusos etarras al País Vasco y Navarra. Fuentes consultadas por ABC señalan que, siempre y cuando vea voluntad en ETA para avanzar en el proceso, el primer movimiento del Ejecutivo de Zapatero podría consistir en el traslado de etarras recluidos en cárceles de Andalucía a los centros penitenciarios de Logroño, Burgos y Cantabria. En plazos sucesivos se procedería a nuevos traslados a cárceles próximas.
Excarcelación de enfermos graves
Hoy por hoy, aunque el Gobierno tuviera voluntad para ello, sería imposible el reagrupamiento de todos los reclusos etarras en cárceles vascas y de la Comunidad Foral, debido a la escasa infraestructura.
Sólo las de Nanclares de Oca, en Álava, y la de Pamplona (Navarra), podrían acoger a un mayor número de etarras, porque las de Basauri, en Vizcaya, y Martutene, en San Sebastián, están consideradas obsoletas.
La política de acercamiento, según las fuentes consultadas, de acuerdo a cómo vaya avanzando el proceso abierto, podría ir acompañada por la excarcelación de aquellos presos que padecen graves enfermedades y de aquellos que han cumplido las tres cuartas partes de sus condenas.
Una segunda fase del plan incluiría una aplicación generosa de la legislación para que aquellos presos con buen comportamiento puedan acceder al tercer grado penitenciario.
La última fase, desde luego la más compleja, se aplicaría cuando el proceso de negociación global llegara a su fin, con una ETA ya dispuesta a disolverse. Los beneficiarios serían los etarras más sanguinarios con largas penas aún pendientes de cumplir.
A los que ya están presos se les podría aplicar el indulto, mientras que los que permanecen en libertad se verían beneficiados por la deportación o el extrañamiento a terceros países. Una figura ésta que ya puso en práctica el Gobierno de la UCD con un grupo de etarras que fueron enviados a varios países del centro de Europa.
Si el Ejecutivo comprueba esos avances que espera en el proceso abierto, renovará la invitación para que aquellos etarras que residen en terceros países, especialmente en Sudamérica, pero también en la Unión Europea, y cuyas causas con la justicia son leves o ya han prescrito, regresen a España tras regularizar su situación en los respectivos consulados.