Santo Domingo.-Desconocidos que en la madrugada del domingo perseguían a un joven en Cristo Rey le dispararon supuestamente con una subametralladora Uzi, justo frente a la puerta de su casa y la bala penetró la madera y atravesó también el cuerpo del padrastro que desde el interior se proponía abrirle para que entrara. Catalino Rodríguez y su padrastro Juan María Genao de 18 y 38 años cayeron mortalmente heridos en la puerta de su vivienda cuando el primero pedía socorro y el segundo acudía en su auxilio.
“¡Mami, Mami, ábreme que me están persiguiendo!", habría gritado el joven, según cuentan los vecinos, y en lugar de la madre acudió su padrastro a abrirle la puerta cuando sonó el disparo que los mató a ambos.
El joven estudiaba el segundo año de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), según cuenta su madre Yudelka Rodríguez, que todavía piensa estar viviendo una pesadilla. Catalino era el mayor de sus cuatro hijos.
La madre dice que el joven le había pedido permiso para salir y regresar tarde en la noche, pero jamás pensó que aquella sería la última salida del hijo que ella jura no andaba por malos caminos. Residía en una casa sin número de la calle Nicolás de Ovando, justo al lado del local del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y al frente de una reconocida compraventa.
Sospecha que la muerte pudo haberle venido por sus relaciones con una muchacha que era pretendida por otros jóvenes, incluyendo uno conocido como “el bandido”, que en otra ocasión habría intentado disparar con una “chilena” a un hermano menor de Catalino.
Pidió a las autoridades investigar a la muchacha y buscar al tal “bandido” que todos conocen en Cristo Rey ya que es jefe de una banda que opera casi de forma pública en el sector, algunos de cuyos integrantes se han batido con la Policía.
En la humilde vivienda de las víctimas se vio a mujeres y hombres llorar y pedir justicia.
El joven fue descrito por personas de la comunidad como de temperamento tranquilo y a quien no se le conocían relaciones detestables ni dudosas, salvo que se enamoraba y gustaba de andar en fiestas como toda persona de su edad.
Claudia Rodríguez, empleada del estado y quien dijo no ser pariente de Catalino, confesó que había tratado a la víctima y que le causa pesar que un joven de su perfil y aspiraciones haya sido asesinado de esa manera. Sin embargo, dijo que no conocía a la familia ni a su padrastro Juan María Genao, también muerto.