MANHATTAN, .La participación de los dominicanos en las actividades artisticas y culturales es tan dinámica como en otras áreas del quehacer social y económico.
Un grupo de artistas plásticos dominicanos, que formaron parte de lo que en la plástica criolla se denominó “La Generación de los 80”, cerrará una exposición de pinturas que durante el mes de marzo ha estado engalanando los salones del Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos, en su sede de esta ciudad.
Durante un mes, en el Comisionado de Cultura han estado expuestas las obras de Jesús Betances, Ismael Checo, Jorge Chiringo, Héctor Donovan, Carlos Durán, Pedro Montero, Berilos Ortega y Johnny Segura, en las cuales tratan diversas temáticas del quehacer humano.
Los artistas de la Generación de los 80, radicados en Nueva York, firmes en sus convicciones, mantienen la misma actitud “desafiantes” que los llevó a cuestionar la plástica nacional tradicional en la República Dominicana de la época, y que en algunos casos marcó el camino para que muchos emigraran de la patria y se reencontraran para seguir compartiendo y creando su arte.
Por eso, han recibido el apoyo del Comisionado de Cultura, Franklyn Gutiérrez, quien señala que “al patrocinar esta exhibición, queremos cumplir con el rol de difundir el arte dominicano e identificarnos, plenamente, con un grupo de creadores cuya obra enaltece la dominicanidad y enriquece el acervo cultural dominicano dentro y fuera de la República Dominicana”.
Para Gutiérrez, la calidad de las obras de los jóvenes pintores dominicanos, es una demostración del crecimiento profesional que han tenido, desde que integraron el movimiento Generación de los 80, cuando ofertaban en sus trabajos una visión plural de los grandes cambios políticos y sociales experimentados por la sociedad dominicana de entonces.
Todos, pertenecen a un grupo de artistas –explica Gutiérrez- creadores, cuya producción ha superado el paso del tiempo y vencido las adversidades del espacio geográfico deshumanizante que alimenta sus vivencias cotidianas, con propuestas pictóricas que van de lo abstracto a lo concreto, donde las preocupaciones humanas concurren en ellas hasta convertirse en un elemento unificador que aboga por la superación del hombre común.