Santo Domingo. RD-Quiero compartir con ustedes una carta que nos envía el amigo Milton Olivo, y como dominicana,creo que tiene toda la Razon del mundo.Se trata de la pregunta del millón, ¿Para usted, qué es un dominicano?.
Una vez le pregunté al querido mercadológo español Doménech Biosca, fanático
del merengue, el café de greca, los puros y el ron añejo, prefiere a Puerto
Plata sobre Punta Cana y responsable de exitosas campañas de promoción
turísticas en España y quién vaticinó a principio de los ochenta que para la
entrada del nuevo milenio, España sería el principal aliado estratégico de
USA en la nueva Europa):
¿Para usted, qué es un dominicano?
Su respuesta fue la siguiente: ¡Ah, los dominicanos… que difícil pregunta!
Los dominicanos están entre ustedes pero no son de ustedes. Los dominicanos
beben en la misma copa la alegría y la amargura.
Hacen música de su llanto y se ríen de la música.
Los dominicanos toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No
creen en nadie y creen en todo. ¡No se les ocurra discutir con ellos jamás!
Los dominicanos nacen con sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! No
necesitan viajar, ¡todo lo han visto!
Los dominicanos son algo así como el pueblo escogido, por ellos mismos. Los
dominicanos se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia y
en grupos, por su gritería y apasionamiento.
Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan
bien entre sí, de ahí que reunir a los dominicanos es fácil, pero unirlos es
casi imposible.
No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y mesura y los
dominicanos son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, si te invitan a un
restaurante a comer, no te invitaron al mejor restaurante del pueblo, sino
al mejor restaurante del mundo.
Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo, sino ¡Estas
completamente equivocado!
Tienen tendencias antropófagas; así entonces ¡Se la comió! Es una expresión
de admiración y comerse un cable es señal de una situación crítica. Pero
llamarle a alguien come mierda es un insulto lacerante.
El dominicano ama tanto la contradicción que llama monumentos a las mujeres
hermosas y bárbaros a los eruditos. Si te aqueja alguna situación de salud
te advierten ¡Coño, debiste hablar conmigo para llevarte donde un pana mío
médico que es un tiro! (a donde?)
Los dominicanos ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para ellos
nunca hay problema. Saben lo que hay que hacer para erradicar el terrorismo,
comunismo, encausar a América Latina, eliminar el hambre en África, pagar la
deuda externa, quién debe ser presidente y cómo Estados Unidos puede llegar
a ser una potencia mundial. No entienden por qué los demás no les entienden
cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender por que la gente
no quiere aprender a hablar español como ellos.
¡Ah, los dominicanos… No podemos vivir mucho con ellos, pero es imposible
vivir sin ellos!
Dedicado con cariño a los habitantes del mejor país del Mundo: REPUBLICA
DOMINICANA.