“Los hombres fuertes” en la historia de la humanidad tienen una muy buena características: Todos son organizados, disciplinados y dueños absolutos de la vida de los demás. Yo no se si aun los pueblos han conocido realmente el gran aporte del Nacional Socialismo de Adolfo Hitler a la humanidad y muy en especial a Alemania. El aporte de Napoleón Bonaparte, José Stalin, Francisco Franco, Leonidas Trujillo, Augusto Pinochet, Pérez Jiménez, Somoza de Bayle…y en fin aquellos que han basado sus proyectos políticos en teorías que van desde la pureza de las razas hasta el “orden y la paz”, “el progreso y el desarrollo”. Me gustaría que nuestros lectores se den una revisadita de cuales eran las propuestas de estos predestinados como Hitler para sus pueblos, Adolfo Hitler con su obsesión provocó la II Guerra Mundial y la eliminación de millones de seres humanos.
El poder absoluto en manos de un hombre o una mujer es y será siempre una aberración humana; muchos dicen que la imagen de un Dios “todo poderoso” que es al mismo tiempo Padre, Hijo y Espíritus Santo constituye la referencia mas cercana a lo que constituyeron ciertos personajes en la vida de muchas naciones, a las cuales sometieron a su voluntad, a sangre y fuego logrando eliminar la oposición por muchos años, levantando la economía sobre los cadáveres de sus contrario: Pinochet en Chile por ejemplo.
Claro que depende la ubicación ideológica del que somete a juicio las actuaciones de esos dirigentes políticos, de los pueblos que la produjeron y de los grupos que las uparon; los defensores de un Pinochet dirían que fueron justificadas las muertes de los chilenos para evitar el comunismo; pero si hablan de Fidel Castro los fusilamientos toman carisma de genosiodios contra la humanidad, es decir que todo es “según el cristal con se mire”.
Por ejemplo tenemos el caso de Leonidas Trujillo Molina, hombre fuerte, amo y señor de los 48 mil y tantos kilómetros cuadrados de nuestra media isla. Para referencia de los mas adentrados en años fue el orden y la disciplina una característica de la época; “usted podía dormir con la puerta abierta y nadie se atrevía a robarle nada”; pero a costa de que a los ladrones le cortaban las manos, lo desaparecían, etc. Acciones sin dudas bárbaras.
Cuando el Generalísimo nadie podía enjuiciar sus acciones, ni la de él ni la de sus familiares y funcionarios, los hombres tenían que meterse la lengua…ya ustedes saben donde. Pero todo el mundo andaba derecho. Es decir que el terror y la impotencia campeaban por sus fueros; pero había “paz y orden”. Los miles de muertos y torturados, para algunos trogloditas, se justificaban en bien de la “paz y el orden”.
Pero esos amantes de la “paz y el orden” como fruto de un hombre fuerte en el poder, no son capaces de mirar hacia el futuro, no, quieren regresar a las oscuras noches de los calieses y paleros, de las ergástulas de la 40; en fin quieren un “hombre fuerte”. Se que muchos lo hacen por impotencia ante la delincuencia que vive el país, ante la incompetencia de las autoridades y la desesperanza.
Miremos hacia delante, nuestro país no necesita un nuevo “Trujillo” o como se llame; las instituciones nacionales “si pueden”, los dominicanos tenemos posibilidades aun no agotadas de salir adelante con una sociedad que logre ser mas justa cuando los que la dirigen, los que tienen los medios económicos y políticos entiendan que son ellos los portadores de la solución.
No busquemos puertas falsas, hombres predestinados y protección extranjera, la democracia dominicana tiene fallas estructurales que deben y pueden ser resueltas; debe haber un plan de nación de todos los sectores de la vida nacional; la clase política nacional y la clase económicamente dominante deben ponerse a tono para parar la descomposición social que provoca esa delincuencia como fruto de la profundización de las diferencias sociales, el desempleo y el desfalco de bienes del Estado.
No juguemos con fuego, no clamemos por el diablo para que no nos salga de verdad, y luego tengamos que rogar por volver a la situación que hoy vivimos con todo y los niveles de delincuencia y pobreza; pensemos en el futuro para procurar superarnos y fortalecer la democracia imperfecta que debemos enderezar; hay gente en todo los partidos, en todas las instituciones con moral y con capacidad para producir el salto sin tener que pedir “un hombre fuerte”, prefiero un pueblo fuerte en capacidad de pasar facturas.