El papa Benedicto XVI dijo hoy que la corrupción y la avidez devastan el mundo, "un mundo lacerado y atormentado por la violencia", y que los cristianos deben recordar que no se puede oponer a la injusticia con otra injusticia, ni a la violencia con otra violencia.
El Pontífice hizo estas manifestaciones en la misa del domingo de Ramos, inicio formal de la Semana Santa, que celebró en la Plaza de San Pedro del Vaticano, a la que asistieron varias decenas de miles de personas, entre ellos miles de jóvenes que celebraron la XXI Jornada Mundial de la Juventud.
La ceremonia comenzó con la Procesión de las Palmas, que recorrió la plaza desde el obelisco hasta el altar mayor. Entre ramas de palma y de olivo y los matices coloristas de miles de plantas, Joseph Ratzinger presidió su primer rito de la Semana Santa como Papa.
El Obispo de Roma precisó que pobreza se entiende como humildad, libertad interior, nada de avidez y menos deseos de poder, "ya que uno puede ser materialmente pobre y tener el corazón lleno de afán de riqueza y del poder que deriva de ella".
En una homilía en la que la Cruz fue protagonista, el Papa dijo que la pobreza, la paz y la universalidad están resumidas en ella, "que no es el símbolo de la negación de la vida, como dicen algunos".
Al final de la ceremonia, un grupo de jóvenes alemanes de Colonia -donde se celebró a nivel mundial la última jornada de la juventud- entregó la Cruz a jóvenes de Sydney, la ciudad australiana que organizará en 2008 el próximo encuentro.