En el caso del Ayuntamiento del Distrito Nacional esta práctica ha significado un grave retroceso y la paralización casi total de sus áreas de servicio.
Durante mucho tiempo, uno de los grandes pecados de nuestro sistema político –sería mejor decir de nuestro liderazgo político- ha sido su incapacidad para asumir el principio de la continuidad institucional del Estado.
Todos reconocemos el problema y hablamos a menudo de la necesidad de un gran acuerdo nacional, pero en la práctica, cada vez que tenemos la oportunidad de ejercer una cuota de poder, casi siempre volvemos a lo mismo.
La tendencia es cambiarlo o paralizarlo todo cada cuatro años: las prioridades de la inversión pública, los planes de desarrollo, los acuerdos institucionales, los programas tecnológicos, el personal entrenado y especializado, los nombres de los organismos públicos, la identidad de nuestras calles y comunidades, y muchos etcéteras.
En los últimos tiempos el país ha invertido millones y millones de pesos, dólares y euros en importantes proyectos de desarrollo que han arrancado bien, han comenzado a producir resultados, y poco tiempo después, de manera inexplicable, son descartados o sustituidos por otras iniciativas similares.
Así ha pasado con importantes proyectos de interés nacional, como el Plan de Expansión del Sector Eléctrico, desarrollado por la firma francesa Sofrelec por encargo del Gobierno de Antonio Guzmán; el Programa de Desarrollo Hidroeléctrico, impulsado por la administración de Marcelo Jorge en la CDE; el Plan Decenal, producto de un gran acuerdo de los sectores vinculados a la educación y del propio liderazgo político; el Sistema Dominicano de Seguridad Social, resultado de un gran acuerdo nacional, puesto en marcha exitosamente por la administración de Hipólito Mejía y actualmente empantanado; y los programas de transparencia y racionalización administrativa instalados por las pasadas administraciones del Ayuntamiento del Distrito Nacional, la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales y la Secretaría de Estado de Educación, para solo citar algunos ejemplos.
Un cambio hacia atrás en el Ayuntamiento del Distrito Nacional
La práctica de comenzar de nuevo cada cuatro años no viene de ahora en el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Hay que recordar como se perdió todo el esfuerzo que representó el Programa de Fortalecimiento Institucional, desarrollado por la sindicatura del doctor José Francisco Peña Gómez con el apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), así como la cantidad de proyectos de planificación y ordenamiento urbano que han sido emprendidos por las últimas administraciones del cabildo capitaleño.
Sin embargo, en la actualidad esta aberración alcanza ribetes de verdadera tragedia institucional y económica en el gobierno local de Santo Domingo.
Roberto Salcedo, que llegó al Ayuntamiento sin ninguna idea de gestión municipal, lo ha cambiado todol, desde el programa de gobierno del PLD que sustentó su candidatura en el año 2002, hasta el nombre del síndico, el escudo de la ciudad, el Plan Director Urbano, el Programa de Reurbanización de Santo Domingo, el Sistema Integrado de Administración Financiera (SIAF), el organigrama y los nombres de las dependencias municipales. En otras palabras, el alcalde se olvidó de las prioridades sociales y se dedicó a reinventar, a la carrera y de manera unilateral, la nueva gestión del ADN.
Y pasó lo que debía pasar cuando se pone una tarea compleja en manos inexpertas, sin experiencia, sin entrenamiento, sin capacidad para reconocer sus propias limitaciones, y para colmo con la creencia de que lo puede cambiar todo sin establecer ningún vínculo de continuidad con la tradición institucional y la realidad existente.
El resultado está a la vista: A pesar que ha manejado más recursos que en ninguna otra etapa de su historia, el Ayuntamiento del Distrito Nacional se ha hecho más improductivo, más ineficiente, más corrupto, más clientelista, más centralizado, y también menos transparente, menos asequible a la sociedad, y menos vinculado a los intereses cotidianos de los ciudadanos.
Roberto Salcedo no respetó ni siquiera la propuesta de gestión de su partido, formulada por los técnicos municipalista más calificados del PLD, incluyendo a profesionales del talento y la formación de Alma Fernández, Mercedes Sabater de Macarrulla, Nelson Toca, e Ignacio Ditrén, con amplia experiencia en gestión edilicia y urbanística.
El examen del “Marco de Acción Municipal: hacia un municipio saludable, habitable y eficiente”, el programa propuesto por el PLD para el período 2002-2006, revela una desconexión total con la gestión llevada a cabo por el alcalde Esmérito Salcedo Gavilán. Veamos algunos ejemplos:
Planeamiento Urbano. El programa del PLD propone: “Reactivar y fortalecer los trabajos realizados por el Plan Director de la ciudad de Santo Domingo, que orienta, norma y regula el desarrollo del Distrito Nacional”. Roberto engavetó el Plan Director, que venía avanzando desde las gestiones de Rafael Suberví y Johnny Ventura, y lo cambió por un folletín conocido Plan Estratégico de la Ciudad de Santo Domingo.
Plan de Acción Inmediata. El programa del PLD propone: “Recuperar parques y espacios públicos en proceso de deterioro y cuyas funciones han sido alteradas por prácticas socialmente insanas”. Faltando apenas meses para terminar la gestión de Roberto Salcedo, ninguno de los parques tradicionales de la capital ha recibido la atención del Ayuntamiento. Basta echar un vistazo al Parque Enriquillo, más arrabalizado que nunca; el Braulio Alvarez, donde el ADN no ha puesto ni un banco; el parque infantil Eugenio María de Hostos, “remozado” con una verja de alambres de púas como si se tratara de un corral de chivos, y todos los demás parques de barrios y urbanizaciones donde no se ha puesto un bombillo, con excepción del parque Mirador Sur, donde se han realizado algunas obras.
Extensión Comunitaria. El programa del PLD propone: “Construcción de canchas, salones multiusos, así como centros comunales en los barrios populares del Distrito Nacional, en coordinación con las organizaciones comunitarias”. El resultado ha sido: cero canchas, cero multiusos y cero centros comunales en los barrios populares.
Saneamiento Ambiental. El programa del PLD propone: “Iniciar una campaña de educación ciudadana acerca del manejo de la basura, explicando con claridad por los medios de comunicación, la necesidad de colaboración de todos los munícipes y las organizaciones sociales en la preservación de un ambiente sano mediante el adecuado manejo de la basura”. No se ha visto tal campaña de educación ciudadana. Todo el esfuerzo de promoción del Ayuntamiento se ha concentrado en proyectar la idea eufemística de “hacer una ciudad posible” y destacar la imagen personal del señor Roberto Salcedo.
Tránsito y Transporte Urbano. El programa del PLD propone: “Un programa intensivo de señalalización vial, tanto horizontal como vertical; además la rotulación de nuestras calles y avenidas y la numeración de las edificaciones”. En pocas palabras, el resultado ha sido: cero señalalización horizontal y vertical, cero rotulación de calles y cero numeración de casas y edificaciones. Y si algunas cositas se han hecho en este sentido habría que agradecerlo a la empresa publicitaria Eudom.
Obras Públicas Urbanas. El programa del PLD propone: “Realizar un programa inmediato de reparación y bacheo de las calles, avenidas y vías de penetración a barrios y urbanizaciones de la ciudad y sus barrios periféricos. Pregunten en cualquier barrio o urbanización de la ciudad si han visto una brigada del Ayuntamiento dedicándose a estos menesteres en los últimos cuatro años.
Mercados. El programa del PLD propone: “Establecer un plan de construcción de mercados barriales de acuerdo a la disponibilidad económica del Ayuntamiento y ajustándose a un orden de prioridad de acuerdo a las deficiencias de este servicio, en coordinación con el Gobierno Central”. En estos cuatro años, el Ayuntamiento ni ha construido nuevos mercados ni tampoco ha rehabilitado los existentes.
Cementerios. El programa del PLD propone: 1) “Establecer un plan de construcción de cementerios en los sectores suburbanos del Distrito Nacional de acuerdo a las necesidades de cada sector y a las disponibilidades financieras del Ayuntamiento; 2) “Creación de Funerarias Municipales para contribuir al enterramiento digno de los munícipes fallecidos”. Ni una cosa ni la otra.
Deporte y Recreación. El programa del PLD propone: “Reparar y construir instalaciones deportivas recreativas en los distintos barrios de la ciudad capital y poblaciones del Distrito Nacional. ¿Habrá visto alguien una cancha o un estadio construido o reparado por la administración de Roberto Salcedo?.
Cultura y Turismo. El programa del PLD propone: 1) “Establecer un programa de construcción de Casas Municipales de Cultura, en cada una de las secciones que forman parte del Distrito Nacional, para que se conviertan en agentes multiplicadores de la gestión y desarrollo cultural”. En la gestión de Salcedo no se ha construido la primera de esas Casas Municipales de Cultura.
Area de la Mujer. El programa del PLD propone: “Promover la integración de las mujeres de la 3ra. Y la 4ta. Edad para que dirijan las escuelas laborales, y de esa manera aprovechar sus conocimientos y experiencias en el área de la economía doméstica y otros”. En la gestión de Roberto Salcedo prácticamente desaparecieron las escuelas laborales. De las 23 escuelas que operaba la administración de Johnny Ventura, solo quedan dos que han sobrevivido precariamente gracias al esfuerzo de las dirigentes comunitarias que las han apoyado desde las anteriores administraciones.
Estos son apenas algunos puntos emblemáticos del programa municipal del PLD, ninguno de los cuales fueron asumidos y ejecutados por el síndico Roberto Salcedo, en una dramática demostración de lo difícil que resulta hacer posible una ciudad cuando usted no está preparado, no se lleva del consejo de los que saben y quiere cambiarlo todo sin un plan previamente elaborado y sin respetar las reglas de juego.