NEW YORK.- Tras su éxodo de Egipto, los israelitas fueron organizados en una nación. Habrían podido entrar en la tierra prometida poco después, pero no fue así. Por el contrario, tuvieron que vagar durante cuatro décadas por un desierto grande e inspirador de temor (Deuteronomio 8:15). ¿Por qué? ¿ Qué pasa con el hombre desde el principio de sus días?, ¿Estará éste pagando su deuda adánica? A lo largo de nuestras vidas son muchas y variadas las situaciones en las que debemos tomar decisiones difíciles. En el tema que hoy abordamos se presenta la problemática que no es más que las catástrofes provocada por los malos gobiernos que han impulsado grandes contingentes a emigrar. Buscar el sabor de lo internacional se reduce a Seguridad Social.
Una enorme cantidad de personas en el mundo han querido encontrar mayor sentido a sus vidas y mejores oportunidades para los suyos. Este “trance” lo han logrado hasta arriesgando sus propias vidas. No importa la infrarroja luz que separa las razas. En un porciento razonable sus asentamientos han sido fecundos, pero no por ello dejan de ser “Forasteros universales”.
Actualmente ser ciudadano de otro país o el suyo propio no es depender de ese estado. Realizarse en el ámbito social, económico y político de ese lugar es progresar. Otros grupos, los que quedaron allá en su terruño muchas veces se dedican a succionar la desidia, cual muertos en su tinta, esperando lo que no llegará. También, tenemos a los que desde que pisan tierras lejanas adaptan la impunidad y el privilegio del camaleón; aprenden otro idioma y costumbre y nunca dejan ver sus raíces.
Sea cual sea el cuadro idealizado que a menudo se pinta de la emigración; una sola voz se escurre por la mente de cualquiera solo de pensar que perderemos las horas de júbilo junta ese o esos familiares que se van de este plano y nunca más volveremos a ver. Pero no solo se dejan las personas, sino el tiempo vivido, los sabores y olores que nunca se recobran. Por qué enturbiar el panorama ya anubarrado, si lo que hemos escogido es ser parte de una cósmica tribu en ciudades apelotonadas pero por lo menos es una dicha buscar el progreso, aunque existen personas que prefieren vivir en otro país que no es el suyo, pero nunca en el fondo de su ser están conformes ¿ o no ha oído usted la frase: mal pero en nueva york?.
“Laberinto Humano” es el mundo actual, atado de razas, en fin multiétnico globo. Señalamos que existen ciudades que representan una pirámide social maltratada para quienes no tuvieron la oportunidad equitativa del aprendizaje o posesiones materiales, lo que los convierte (si es que tienen la suerte) en lo que realmente somos, gitanos de la vida. Qué busca el hombre en su explorar, aposentándose de tierra en tierra, puesto que a pesar de cualquier promesa dentro de sus corazones siempre surge el miedo y la desesperanza que al paso de los años se vuelven más pesadas sobres sus hombros pues su vuelta a casa también es incierta; allá todo cambió drásticamente.
Detengámonos a pensar que vivimos en un vínculo cerrado de rutinas y circunstancias adversas que pasan frente a nosotros cual procesión de velorio. ¿Por qué ya no nos sentimos bien en casa, sin ser aún, ciudadanos del mundo?. Nuestras vidas se vuelven casas sin puertas donde a hurtadillas les caemos atrás al destino. ¿Dónde está el nuestro?, Ese destino que se pavonea con los ricos de cuna, príncipes y reyes, mientras el gran grupo espera. Hoy estamos aquí, mañana no se sabe dónde. Por que somos emigrantes, paracaídas de la vida, puesto que la humanidad nació inmigrante.