Una escalofriante grabación obtenida dentro del avión estadounidense secuestrado que se estrelló en el estado de Pennsilvania el 11 de septiembre de 2001, fue escuchada por un jurado de Estados Unidos. Los jurados en la audiencia convocada para dictar sentencia al supuesto conspirador de al-Qaeda, Zacarías Moussaoui, escucharon a los secuestradores hablando en árabe y diciéndole a los pasajeros que "se callen".
Los controladores de trafico aéreo también son escuchados tratando de contactar al vuelo 93. Los fiscales presentaron más testigos y luego concluyeron su caso. El juicio se reanudará el jueves cuando la defensa presente sus argumentos.
La grabación en la cabina fue acompañada de una presentación de video que, simultáneamente, mostraba la ruta de vuelo, la altitud y la velocidad del avión.
Luego de que el martes se les mostrara a los jurados imágenes de personas que murieron calcinadas en el ataque de al-Qaeda al Pentágono, Moussaoui gritó al tribunal: "Quemen todo el Pentágono la próxima vez".
Se espera que los defensores de Moussaoui argumenten que sufre de una enfermedad mental.
Durante la grabación, una voz puede escucharse diciendo: "Damas y caballeros, este es el capitán…tenemos una bomba a bordo, así que tomen asiento".
Luego se le ordena repetidamente a los pasajeros "no se muevan", "cállense", "tomen asiento", "siéntense", y "abajo, abajo, abajo".
La voz de un controlador aéreo puede escucharse preguntando: "¿Es este el vuelo (United) 93 llamando?".
Los jurados recibieron una traducción de las palabras de los secuestradores en árabe.
En un momento dado, uno de ellos dice: "Alá, el más misericordioso, el más compasivo".
Una voz en la cabina puede ser escuchada diciendo "Por favor no me haga daño, ¡Oh Dios!". Y poco después se oye a alguien repitiendo tres veces "yo no quiero morir".
Luego sigue lo que parecen ser quejidos en la cabina de control y, unos pocos minutos después, al tiempo que el avión regresa con dirección a la ciudad de Washington, una voz en árabe dice: "Todo está bien. Yo terminé".
Posteriormente se escuchan más gritos, alarmas y ruidos de golpes cuando los pasajeros tratan de entrar a la fuerza a la cabina de control del avión.
Mientras sonaba la grabación, Zacarías Moussaoui se recostó en su asiento escuchando con atención y ocasionalmente sonriendo.
El juez estadounidense Leonie Brinkema dictaminó que la grabación, que no había sido divulgada antes en ningún foro publico, no debería ser transmitida fuera de la sala de audiencia.
Los familiares de los pasajeros del vuelo 93 se opusieron a que los últimos momentos de sus seres queridos fueran hechos públicos.
Los fiscales esperan que presentar al jurado evidencia emotiva acerca de los ataques del 11 de septiembre los convencerá de aplicar la pena de muerte.
Moussaoui, un ciudadano francés de origen marroquí, es la única persona procesada en Estados Unidos en conexión con los ataques.
El jurado que tiene en sus manos la suerte de Moussaoui ya declaró que puede ser condenado a muerte.
Pese a que estaba en la cárcel en el estado de Minnesota al momento de los ataques, los jurados sentenciaron que las mentiras dichas por Moussaoui a agentes federales evitaron que éstos identificaran y detuvieran a algunos de los secuestradores.
Los abogados defensores dicen que el jurado debería perdonar la vida de Moussaoui debido a su papel limitado en los ataques, la evidencia de enfermedad mental y porque ejecutarlo solo cumpliría su sueño de martirio.
El juez Brinkema advirtió a los fiscales que los jueces de apelaciones podrían revocar la pena de muerte.
En la sala de audiencias del tribunal se escucharon gritos ahogados cuando se exhibió una serie de fotos de los cuerpos calcinados del Pentágono, que fue atacado por otro avión.
Los abogados defensores objetaron el uso de esas fotos como evidencia, pero el juez aceptó su utilización.