Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez acaba de sugerir a todos los dominicanos que nos apretemos los cinturones, bajo el argumento cierto de que a nuestra nación le esperan tiempos difíciles, fundamentalmente por el cada día menos costeable mercado petrolero, en lo que se refiere a nuestro país. Con esta sugerencia, el Arzobispo de Santo Domingo coincidió con la propuesta del Presidente Leonel Fernández, quien avizora que no es nada fácil lo que nos espera, desde el punto de vista económico. Es reconfortante que el Cardenal López Rodríguez tenga un criterio tan claro de la realidad actual y del futuro inmediato de nuestro país, lo que garantiza que, si alguna persona o partido político pretende en las semanas siguientes llamar a una huelga por la difícil situación económica nacional, la principal figura de la Iglesia Católica nacional no apoyará ese planteamiento.
De esta forma, ya tenemos la garantía de que no veremos por todos estos tiempos al Cardenal López Rodríguez manifestándose de acuerdo con una huelga nacional, como lo hizo a principios del 2004, exactamente cuando el país estaba a la puerta de una campaña electoral. Leonel Fernández y su gobierno pueden dormir tranquilos en ese aspecto, lo que es muy bueno para la tan deseada tranquilidad política nacional, porque con el incremento de la delincuencia y la criminalidad tenemos suficiente.
Lo único que se le podría criticar a López Rodríguez es que fuera ahora que se percatara de que la crisis petrolera está acogotando a todos los dominicanos, y que no lo percibiera cuando comenzó la escalada alcista de ese importante producto natural, vale decir, en el pasado gobierno que encabezó Hipólito Mejía. Pero, como dice el refrán popular, “más vale tarde que nunca” y nos alegramos que ahora recomiende que nos apretemos los cinturones, aunque antes apoyaba huelgas que tenían sus orígenes en situaciones similares a las de hoy.
Eso significa que estamos avanzando y que ciertas personas con capital influencia en el país, ya ven con claridad que la desgracia económica que nos aflige está conectada directamente con la cotización del barril del petróleo en el mercado internacional. Como tienen una influencia extraordinaria en el pueblo, seguro que todos vamos a entender y atender su pedido de amarrarnos más los cinturones y ojalá que se le escuche con la misma atención que se le dispensó cuando se manifestaba de acuerdo con aquella huelga que paralizó el país por dos días.
Nos alegramos que el Cardenal López Rodríguez tenga un enfoque tan correcto y preciso de la realidad económica actual y del futuro inmediato de nuestro país, porque bastante falta que le hace a los dominicanos orientaciones serias y oportunas, para así poder superar de la mejor manera los problemas que nos abaten.