JERUSALEN.– Miles de peregrinos extranjeros y de miembros de la comunidad árabe cristiana se unieron para recordar la agonía de Cristo y seguir sus huellas por la Via Dolorosa de Jerusalén después de la crucifixión.
La Vía Dolorosa de Jerusalén fue escenario del tradicional vía crucis; en Roma, Benedicto XVI presidirá la celebración en el Coliseo
La tradicional procesión por el Vía Crucis comenzó su marcha desde el tribunal de Pilato, vecino a la Puerta de San Esteban en la muralla que erigió Suleimán el Magnífico, y recorrió lentamente las catorce estaciones del calvario bajo la conducción de monjes de la orden franciscana, custodios de Tierra Santa desde hace más de 800 años.
La primera de esas estaciones se encuentra precisamente donde estuvo el tribunal que lo juzgó y ahora está la escuela musulmana de El Omariye.
En la estación que sigue fue erigida la Iglesia de la Flagelación, en la que se halla la capilla del Suplicio, donde se le colocó la corona de espinas sobre la cabeza.
La procesión, que transcurrió en algunos tramos por el zoco palestino de la ciudad antigua, donde se encuentran algunas de esas estaciones, finalizó con el recorrido de las últimas de ellas dentro de la Basílica del Santo Sepulcro.
A la entrada del templo, cuyas llaves posee una familia musulmana desde hace más de dos siglos, desde cuando Tierra Santa era parte del Imperio Turco Otomano, esta mañana temprano los peregrinos se concentraron alrededor de la Piedra de la Unión, un lecho de mármol rosado donde, según la tradición cristiana, fue amortajado Cristo.
La procesión fue guiada por el patriarca Michel Sabbah y aunque hubo más visitantes que en años anteriores, la concurrencia no llegó al nivel de 2000, año de la peregrinación del papa Juan Pablo II.
Celbración en el Coliseo. En Roma , el papa Benedicto XVI presidirá diversas celebraciones en la basílica de San Pedro y en el Coliseo con motivo de la crucifixión de Cristo, una de las fechas más solemnes del calendario católico.
El pontífice, que el domingo cumplirá 79 años, presidirá la ceremonia de las estaciones del via crucis, a la que asisten cada año miles de peregrinos en las antiguas ruinas romanas.
El año pasado, el entonces cardenal Jozeph Ratzinger había presidido las oraciones y meditaciones del Viernes Santo en reemplazo de su predecesor, el papa Juan Pablo II, que se hallaba enfermo e incapacitado para asistir a las cruciales ceremonias por primera vez en su pontificado.
El pontífice polaco, que apareció en video para las ceremonias, murió una semana después.
Ayer, el papa Benedicto XVI presidió en la mañana la misa crismal del Jueves Santo en la basílica de San Pedro, con lo que inauguró las celebraciones de Semana Santa, las primeras de su pontificado.
La Semana Santa terminará el próximo domingo con la bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) que imparte el Papa desde San Pedro.
Unos 65 países transmitirán en directo el mensaje del Papa "Urbi et orbi" el domingo de Pascua, mientras que 39 naciones seguirán hoy el tradicional vía crucis nocturno en el Coliseo.
Al vía crucis suelen asistir miles de fieles, entre ellos muchos jóvenes, religiosos, monjas y turistas que oran y marchan con antorchas en sus manos alrededor del monumento romano.
Después de las celebraciones, el jefe de la Iglesia católica viajará a Castelgandolfo, la residencia de verano de los Papas, a unos 30 km de Roma, para tomar unos días de descanso.