Aun sigo sin entender cómo es posible que un partido grande como el PLD, que hace dos años alcanzó el 49% de los votos, sin contar los 8 puntos que le sumaron los aliados para totalizar un 57%, no tenga candidatos que puedan enfrentar con éxito a los de la oposición. Es un fenómeno extraño que los investigadores sociales deben estudiar y analizar, sobre todo a la luz de la experiencia del gobierno del PRD que encabezó Hipólito Mejía, que al cumplir los dos años barrió.
Para las elecciones congresuales y municipales del 2002, el PRD formó su boleta sin salir al mercado de pulgas a comprar a ningún dirigente del PLD ni de otros partidos. Resultado: el PRD ganó en 29 provincias y en más de 100 municipios.
No hubo, en las boletas del PRD, un solo traidor, un solo tránsfuga. Nadie pudo decir que fue visitado por el presidente Mejía ni por ningún funcionario del Palacio Nacional. El secretario de la Presidencia del gobierno pasado no fue a ningún pueblo a sonsacar a opositores ofreciéndoles cargos, dinero y contratas.
Si alguien le hubiera sugerido al presidente Mejía hacer eso, estoy absolutamente convencido de que no lo habría rechazado de plano.
Si por el gobierno fuera, la mayoría de los candidatos a senadores, diputados, síndicos y regidores provinieran del PRD y del PRSC, porque para eso hizo ofertas millonarias. El gobierno estaba dispuesto a comprar medio PRD y al PRSC completo. O lo que quedaba de ese partido, porque ya una parte la había adquirido en pública subasta. Pero en todos los partidos, incluso el PLD, hay gente con dignidad y decoro, que no se vende, no traiciona ni pone precio a sus ideales.
De todos modos, sigo sin entender cómo es que un partido que se definía autosuficiente, que afirmaba estar integrado por los mejores hombres y mujeres del país, que dividió la sociedad en corruptos y peledeístas, haya tenido que salir a comprar a los que ayer acusaban de ladrones y asesinos para llevarlos como candidatos sacando de la boleta a sus propios dirigentes. ¡Qué alguien me lo explique, porque de verdad, no lo entiendo!
Para muestra algunos ejemplos: La boleta del PLD en San Francisco de Macorís está integrada por Amílcar Romero, candidato a senador. Proviene de las filas reformistas. El candidato a síndico, Félix Rodríguez era del PRD hasta que fue sacrificado por la alianza. Lo mismo sucedió con los candidatos a diputados Johnny Peralta, Héctor Mora, entre otros. ¿Es que en San Francisco de Macorís el PLD no tenía a nadie que pudiera representarlo dignamente, que pudiera enfrentar con éxito a Hernani Salazar? ¿Qué dirán los hombres y mujeres de Macorís que durante toda su vida trabajaron para que el PLD llegara al poder y ahora no les permite aspirar a cargos congresuales y municipales porque hay que dárselos a los tránsfugas del PRD y del reformismo que tanto criticaron y combatieron?
En María Trinidad Sánchez, Nagua, el candidato a senador del oficialismo también era del Partido Reformista. ¿No había en esa provincia nadie del PLD para enfrentar a Chu que por cuarta vez será electo por su pueblo? ¡Qué barbaridad!
En Samaná el candidato a senador es otro reformista. ¿No había en Samaná un dirigente del PLD con capacidad para ser senador? ¿No tenían a nadie del nivel intelectual, moral y profesional de Milton Ray Guevara? ¿Ni un buen alumno del profesor Bosch?
¿En Salcedo no había nadie del PLD que pudiera ser candidato a síndico, que hubo que ir a Tenares para postular a Roquelín, que hasta hace poco era diputado y dirigente del PRD?
En Elías Piña pasó igual. Hubo que buscar a un dirigente del PRD para que fuera en la boleta del PLD como candidato a senador.
En las boletas de todo el país el PLD lleva a dirigentes y militantes del PRD y del PRSC que fueron previamente "sonsacados" como senadores, diputados, síndicos y regidores, lo cual es resultado, primero, de la debilidad y fragilidad del gobierno. El partido que llegó al poder con el 57% hoy se siente derrotado. Sabe que no puede competir en igualdad de condiciones con la oposición. Por eso compra dirigentes opositores y usa indiscriminadamente los recursos del Estado.
Esa práctica desleal y detestable es resultado del fracaso del gobierno. A dos años de gestión, el presidente Fernández y su partido no pueden mostrar las obras que le garanticen el triunfo en las provincias, como ocurrió en el gobierno de Hipólito Mejía que en apenas 24 meses llenó de obras todo el país.
Y los candidatos iban a los pueblos con enseñando los acueductos, las calles asfaltadas, las carreteras, escuelas, las iglesias, los caminos vecinales, los mercados populares del Inespre, las cosechas de arroz, cebolla…, que les permitían a los productores tener buenos márgenes de beneficio. ¡Iban en coche los candidatos del gobierno de Hipólito! ¿Ahora, qué pueden enseñar los candidatos del gobierno si el gobierno no ha hecho nada en ninguna parte, si no hay un chele en la calle, si hoy estamos peor que antes? ¡Cojan su pela el 16 de mayo!