SANTO DOMNGO.-Por las circunstancias que adornan los últimos minutos de la muerte del periodista Johnny Martínez, los responsables del horrendo crimen deberían ser condenados a la pena de muerte.
Los propios presuntos matadores, un policía y dos civiles, narran, con todo el desparpajo del mundo, que cada vez que propinaban una estocada al comunicador este proclamaba desesperado:
"¡Dios mío, Dios mío, perdóname!" "¿Qué yo he hecho para tener que morir de esta manera?," "¡Por favor, ya déjenme!".
Considero que 30 años no son suficientes para que criminales natos, paguen por el bochornoso y repudiable hecho, el cual ha consternado a la sociedad sancristobalense.
Lamento que los principios cristianos del pueblo dominicano y la Constitución de la República no propician que en el país se instaure la pena de muerte o la cadena perpetua, a los fines de que criminales, delincuentes y violadores sexuales de menores, paguen por sus repudiables acciones.
Martínez, de 37 años, era un joven afable, militante del oficialista Partido de la Liberación Dominicana, productor del programa "Equilibrio", en el Tele Cable Canal 8, en San Cristóbal y editor de la revista del mismo nombre. El comunicador fue hallado muerto, de 23 puñaladas, el Viernes Santo, a eso de las 2:30 de la tarde, luego de que se había dado como desaparecido el jueves, tras salir de su vivienda a eso de la 1 de la tarde.
En San Cristóbal persiste el temor de que los responsables del horrendo crimen en corto tiempo puedan ser puestos en libertad. Si los delincuentes caen presos, entonces, abogados y policías se las arreglan para rápidamente ponerlos en las calles.
En el país debemos reabrir el debate de ampliar la pena máxima para este tipo de delincuentes, y es que 30 años no son suficientes, habida cuenta de que estas personas buscan las mejoras formas de salir a las calles para cometer fechorías.
La Justicia debe garantizar penas severas para los asesinos de Johnny Martínez, quien dedicó su vida al servicio de los demás y todos los actores del sistema judicial deben seguir luchando para desarticular las bandas delictivas conformadas en nuestra sociedad.
Tomado de El Nacional, ediciòn del jueves 20 de abril de 2006