Siempre he defendido las encuestas políticas y, en vía de consecuencia, a las empresas que producen esos trabajos que, para mí, tienen un alto grado de realidades científicas. Es más, soy de los que creen que real y efectivamente son un parámetro casi perfecto para saber, en materia electoral, lo que puede ocurrir meses antes de unas elecciones. Entonces, si creo en las encuestas y en las encuestadoras, tengo que aceptar lo que refleja el trabajo publicado por la firma Gallup en el periódico HOY, en el sentido de que el 54 por ciento de los dominicanos está satisfecho con las acciones del gobierno, en tanto que 48 de cada 100 ciudadanos aceptan la labor que desempeña el Presidente Leonel Fernández.
Con esos números llevados a la práctica el 16 de mayo próximo, rodaría por el suelo la enseñanza simple de las matemáticas de que dos son más que uno y que de poca cosa habría valido a los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano conformar la “Gran Alianza Nacional”, para enfrentar al PLD y sus abanderados.
Eso significaría que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores, si bien es cierto que el Partido de la Liberación Dominicana y aliados no las controlarían, es innegable que tampoco la oposición tendría un dominio en esos hemiciclos. Repito, esos resultados serían a la luz de lo que ha dicho la Gallup en su más reciente encuesta.
Dando como un hecho que ese trabajo científico está ajustado a la realidad política actual, que estimo tiene escasas posibilidades de variar drásticamente antes de las elecciones, entonces no entiendo la razón por la que el Presidente Leonel Fernández se haya lanzado “a la calle al medio”, cargando con los candidatos de su alianza en todo el país.
Si alguien responde que lo hace para garantizar mucho más esos resultados, hasta el extremo de lograr mayoría en el Congreso, entonces continuaría entronizado en ese poder del Estado lo que el propio Fernández hace algunos meses llamó como “la tiranía de la mayoría”, sólo que el tirano dejaría de ser la “Gran Alianza Nacional”, siendo relevada por la “Alianza Patriótica”.
Porque no quiero siquiera pensar que los numeritos de la Gallup están “maquillados” o, lo que es lo mismo, que no son totalmente ciertos y que, conociendo la realidad actual del espectro político, entonces el Presidente Fernández haya resuelto cargar “a calito memé” a los candidatos de su alianza, como lo hizo en la campaña de 1998 y, en menor medida, en el 2002.
Creo en las encuestas, reitero, pero en realidad no alcanzo a comprender por qué Leonel Fernández busca afanosamente instaurar en el Congreso Nacional una “dictadura de la mayoría” a su imagen y semejanza. Honestamente, no lo entiendo y, como decía el célebre Quico de El Chavo del Ocho: “Me doy”.