El gobierno y el Partido de la Liberación Dominicana están derrotados. No saben qué hacer para impedir ser barridos. Se les ha ocurrido una campaña presidencial, no congresual y municipal como son las elecciones que se realizarán en mayo.
El PLD no llama a votar por sus candidatos provinciales y municipales. La publicidad oficial pide votar por el PLD.
El candidato a las 32 senadurías, a los 130 municipios y a todas las diputaciones, es el presidente Leonel Fernández.
La propaganda del Gobierno gira en torno al partido y al presidente. Patrocina encuestas que miden la simpatía del presidente, del gobierno y del partido, como si las elecciones fueran presidenciales. No hacen encuestas provinciales sobre la intención del voto, porque saben que están perdidos. Las encuestas nacionales con muestras de mil personas son un fraude. Ahora no se elegirá al presidente de la República, se votará para escoger senadores, regidores y diputados.
De todos modos, la estrategia electoral del gobierno y del PLD es correcta. Si yo fuera el ideólogo, el consultor político, el responsable de la formulación de la estrategia de campaña, habría hecho exactamente lo mismo.
Leonel Fernández sigue siendo el principal activo político del PLD. Es la persona que, a pesar del pésimo gobierno que realiza, mantiene alto nivel de popularidad, fruto de los miles de millones de pesos que invierte en publicidad.
Fernández está en campaña promoviendo, más que a sus candidatos, su propia figura. El objetivo es doble: tratar de lograr una buena cantidad de diputados, senadores, regidores y síndicos mientras apuntala su reelección.
La razón es más simple de lo que parece: El gobierno y el PLD no tienen candidatos que puedan competir, en igualdad de condiciones, con los candidatos del PRD y el PRSC en la mayoría de los municipios y provincias.
En pocas palabras: El PLD no tiene liderazgo provincial. No tiene dirigentes con arraigo popular en los pueblos. No tiene figuras que puedan competir con Chu Vásquez en Nagua, con Hernani Salazar en San Francisco de Macorís, con Alfredo Pacheco en la capital, con Vicente Castillo en Baní, con Fausto Ruiz en La Vega, con Andrés Bautista en Moca, con Alegría en Ocoa, con Ginette Bournigal en Puerto Plata, con Amable Aristy Castro en Higüey, con Josecito Hazim en San Pedro de Macorís, con Domingo Batista, Lois Carvajal y Francisco Peña, con Milton Ray Guevara en Samaná, con García Santos y Miguel Vásquez en Salcedo, con Díaz Filpo en Azua, entre muchos otros. A esos líderes provinciales y municipales el PLD no puede ganarles con su propia gente. Tiene que ir al "mercado de la pulga" para comprar toda clase de basura.
En su desesperación, el gobierno recurre a la mentira, a la difamación, a la compra descarada de dirigentes y candidatos de la oposición. Acusa a los jueces de la Junta Central Electoral de parcializados y exige una Junta paralela que sirva a sus intereses.
Los estrategas piensan hacer algo descabellado: "Si perdemos impugnamos". Y ya tienen abogados trabajando en eso. Grupos armados están siendo entrenados. El 16 de mayo habrá graves incidentes. En las mesas de votaciones la tensión no será pequeña. La "cadena" está siendo organizada con cuidado.
La JCE no debe permitir que la gente entre a la caseta con celulares para evitar la compra del voto haciéndoles fotos a las boletas marcadas para luego mostrar el voto al comprador que estará esperando la "prueba". Los asaltos de urnas, con el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, en la parte "logística", ya se discute. En provincias "pequeñas", que se ganan o pierden con pocos votos, hay un plan para impedir el triunfo de la oposición. Las provincias pequeñas están lejos. Allí casi nunca hay observadores internacionales ni locales. Los reporteros están siendo comprados con tiempo.
Lo que viene no es fácil. Leonel Fernández quiere una dictadura moderna, una dictadura "virtual". Lo acaba de confirmar hace apenas unos días.
La firma del Compromiso Nacional, auspiciada por los integrantes de la Gran Alianza Nacional, puede frenar los propósitos antidemocráticos del PLD y de Leonel Fernández, siempre y cuando se asuma con responsabilidad y coraje.