MIAMI, Fl. El pasado viernes 28 de abril, los Florida Marlins, equipo de béisbol de grandes ligas, dedicó el juego que escenificaron con los Rokies de Colorado a la comunidad dominicana en esta ciudad.
El evento llamado ‘Noche de la Herencia Dominicana’ se llevó a cabo en el terreno del estadio ‘Pro Player Stadium’, veinte y cinco minutos antes del partido que ganaron los Rokies 3 carreras por 2.
El evento que fue coordinado por el señor Juan Martínez, director de ventas y mercadeo hispano de los Marlins, en conjunto con los señores Isidro y Oscar Iván Barros, productores del Primer Desfile Dominicano de Miami, se inició a las 7 y diez minutos de la tarde con la entonación de los himnos de la República Dominicana y de los Estados Unidos.
Acto seguido se procedió a reconocer a 4 jugadores dominicanos, pertenecientes al equipo floridano. Hanley Ramírez, Miguel Olivo, Franklyn Germán y Carlos Martínez recibieron pergaminos de apreciación de parte del alcalde del Condado Miami-Dade, señor Carlos Alvarez y del presidente de la Junta de Comisionados de dicho Condado.
El dominicano Roddy Gómez, asistente del alcalde Alvarez -quien asistió en su representación-, entregó los pergaminos a los jugadores quisqueyanos por sus aportes al béisbol, ante una comisión de personalidades de la diáspora dominicana y un inmenso público, que agitaban la bandera tricolor en señal de júbilo.
Además de Gómez, la comisión estuvo integrada por José Zaiter, presidente del Consejo Consultivo de la Presidencia Dominicana para los Dominicanos en el Exterior (CCPDE); Aridio Genao, de la Oficina de Turismo de la RD en Miami; Domingo Castillo, Comisionado electo de Kendall; Oscar Iván e Isidro Barros; Pedro Castillo, Secretario General de la Cámara de Comercio Dominico Americana y el sargento Diego (Tony) Gómez, jefe de la seguridad del alcalde Alvarez.
Los jugadores mostraron su agradecimiento al alcalde Alvarez, a los miembros de la comisión dominicana, a los Marlins y a los fanáticos que asistieron esa noche, quienes tuvieron la oportunidad de llevar guiros, tamboras y hasta acordeones, a la vez que disfrutaban de un conjunto de música