VIRGINIA (Estados Unidos).- Zacarías Moussaoui, el único hombre procesado en EE.UU. por los ataques del 11 de septiembre de 2001, fue condenado a cadena perpetua. El jurado compuesto por nueve hombres y tres mujeres adoptó ese fallo durante el séptimo día de deliberaciones en Alexandria, Virginia.
De 37 años y nacionalidad francesa aunque de origen marroquí, Moussaoui pasará el resto de su vida en la cárcel sin posibilidades de ser dejado en libertad condicional.
Fiscales federales habían solicitado la pena de muerte para Moussaoui pero el jurado no pudo alcanzar una decisión unánime como exige la ley para aplicar esta clase de condena.
Este jueves, la jueza encargada del caso, Leonie Brinkema, tiene previsto emitir la sentencia.
"NO ES EL FIN"
Poco después de que se emitiera el veredicto, el presidente de EE.UU., George W. Bush, dijo: "El fin de este juicio representa el fin de este caso pero no el fin de la lucha contra el terror".
Aunque sin refererise directamente al proceso judicial, el mandatario agregó: "Mantendremos la ofensiva contra los terroristas. Les privaremos de un refugio seguro y de su capacidad de obtener armas de destrucción masiva".
Moussaoui dijo que deseaba que pudiera haber un 11-S cada día.
Moussaoui fue arrestado en agosto de 2001 -poco antes de los atentados del 11 de septiembre de ese año- en una escuela de aviación en Minnesota, EE.UU., por infracciones a las leyes de inmigración.
Posteriormente, se le inculpó por implicación indirecta en los atentados, que causaron la muerte de cerca de 3.000 personas.
RUMBO INESPERADO
Durante el juicio, el acusado dijo que tenía el plan de volar un quinto avión y estrellarlo en la Casa Blanca con la ayuda del británico Richard Reid, preso luego de tratar de volar un avión con explosivos escondidos en sus zapatos.
Los abogados de la defensa presentaron datos del FBI que indican como "altamente improbable" que Moussaoui y Reid hayan en realidad cooperado en los ataques del 11 de septiembre.
El caso Moussaoui tomó un rumbo inesperado cuando el procesado decidió declararse culpable de colaboración con la red Al Qaeda en los atentados del 11-S.
Algunos observadores vieron este hecho como un intento de "asumir un papel de mártir" si se le aplicaba la sentencia a muerte.