SANTIAGO.- El presidente Leonel Fernández aprovechó al máximo el tiempo que permaneció este jueves en esta ciudad y, aunque llegó con un retraso de casi dos horas a su primer compromiso, los invitados a dos encuentros privados supieron esperarlo pacientemente. A su arribo a esta ciudad, cuando promediaba la tarde, el Primer Mandatario visitó la residencia del ex dirigente reformista Simón Tomás Fernández, encontrándose allí con decenas de invitados, con muchos de los cuales conversó de manera personal.
Al entrar la noche, Fernández fue invitado por Rolando Báez a su espaciosa residencia, donde el ritual fue similar al que vivió en la vivienda de Simón Tomás: mucha gente, donde sobresalían profesionales de distintas áreas, así como empresarios, industriales y dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana.
El glamour y el protocolo matizaron esos encuentros, a los que obviamente asistió el presidente Fernández impecablemente vestido, tal y como lo exigía el momento.
En el medio de ambos encuentros, Fernández encabezó una caravana por los principales sectores de la parte baja de la ciudad y, como era de esperarse, dejó a un lado su sobria manera de vestir para, en manga de camisa, darse un baño de pueblo.
Fue notoria la escasa presencia de miembros de los partidos y movimientos políticos que, junto con el PLD, conforman el denominado “Bloque Progresista”, a juzgar por las pocas banderas, afiches, gorras y camisetas que los identificaran.
Y así recorrió toda la longitud de la ruta, consistente en varios kilómetros, sentado en la capota de una jepeta, con dos oficiales de su escolta flanqueándolo, mientras Félix Bautista, quien se ha convertido en su fiel acompañante en las actividades políticas, apenas encontró espacio en el todo terreno, aferrándose como pudo de la puerta delantera derecha.
Un poco distante seguían Francisco Domínguez Brito y José Izquierdo, candidatos a senador y síndico, respectivamente y, más atrás, sola y lanzando besos y sonriendo, la candidata a vice síndica Rosita Fadul.
A todo lo largo de la caravana, el presidente Fernández recibió el entusiasta respaldo de miles de personas, la mayoría de ellas portando toda suerte de indumentarias y artículos de color morado, símbolo del Partido de la Liberación Dominicana.
El periplo comenzó cuando el crespúculo empezaba a mostrarse, y fueron visitados los barrios de Pueblo Nuevo, ensanche Bolívar, Gurabito, Los Ciruelitos, Camboya, Los Reyes, Los Salados y el ensanche Libertad. El entusiasmo de la gente al paso de la caravana fue ostensible y, desde la capota de su vehículo, el presidente Fernández no dejaba de sonreír, en evidente satisfacción por el interés concitado.