Fue Leonel Fernández el que temprano, antes del que caudillo reformista muriera, avizoró que sin el balaguerismo como aliado, difícilmente se podía llegar al poder en República Dominicana. Lo puso en práctica en 1996 y lo repitió en el 2004, con inteligencia y tan buena fortuna que en sendas ocasiones salió airoso en las urnas. Desde entonces, todos los que aspiran a tener éxito en política, no sólo buscan el apoyo de los balagueristas, sino que aplican la fórmula que usó Balaguer para llegar y mantenerse en el poder: Maquiavelismo puro y divide y vencerá. La propia política de concertación de moda en el país en los últimos años, responde a ese principio usado en todas las apocas, en todos los sistemas políticos y por demócratas y tiranos. El balaguerismo en República Dominicana opera como una mina, con canteras y focos por doquiera. Se demostró en las pasadas elecciones presidenciales y volverá a repetirse el 16 de mayo próximo. Para los que no lo saben y los que todavía lo dudan, la mayoría de balagueristas que andan regados por todo lar, seguidores románticos, platónicos y añorantes del caudillo; ex-militares y eternos agradecidos, están hoy repartidos, pero el que mejor provecho ha sacado de ellos es el actual Presidente de la República. Ni la vieja consigna del "comesolismo" que que momentáneamente hizo su efecto en perjuicio del PLD en las elecciones del 2000 que llevaron a Hipólito Mejìa al poder, ni las acusaciones que a diario se le hacen a Leonel Fernández, han evitado que este se siga alzando con el mayor activo del balaguerismo, que a contrapelo de los caudillitos reformistas, sigue adorando a su caudillo como si estuviera vivo o como se adora cuando fallece a un buen padre en capilla ardiente. Ni Eduardo Estrella, ni Amable Aristy ni Carlos Morales Troncoso, los tres dirigentes balagueristas originalmente de la misma parcela, tienen más balagueristas que los sigan que el grueso que hoy anda tras la orientación política de Leonel, que ha sido capaz de unir y heredar los dos liderazgos más dominantes que haya registrado la historia polìtica dominicana, como fueron los de Balaguer y Juan Bosch. Para colmo, dos de los hijos de José Francisco Peña Gómez, que una vez fue discípulo boschista aventajado, entre ellos J. F. Peña Guaba, Presidente del Bloque Institucional Social Demócrata (BISD), fundado incluso por otrora gran tribuno perredeista, se mueven actualmente tras la sombra del leonelismo. ¿Por qué se le critica a Leonel su balaguerismo? ¿Por qué el balaguerismo de Leonel es malo y el de los otros no? ¿Qué tiene de pecaminoso que Leonel se ponga una gorra rotulada con el apellido emblemático del fallecido caudillo? Aunque tonta y torpe, esa campaña en contra de Leonel y el PLD, se parece mucho a la Leyenda Negra, con la que Francia, Holanda e Inglaterra, por allá en el siglo XVI, acusaron a España de un bárbaro colonialismo, y lo que se buscaba era distraerla para arrebatarle parte de las tierras conquistas, lo que en efecto se logró, y luego fueron las naciones para entonces enemigas de la llamada “Madre Patria”, las que establecieron las colonias esclavas más salvajes en las tierras arrebatas. Esclavismo oligarca le llamó Bosch. Pero a Leonel no lo distrae nada ni nadie lo saca de su casilla. Por otro lado, siempre se habló de un balaguerismo de la sombra y de un balaguerismo de la luz. Sólo una figura como Balaguer, que surgió del trujillismo y fue capaz de sobreponerse al recordatorio horroroso de la tiranía y de paso sortear los efectos de la guerra patria de abril de 1965 para llegar al poder por la vía democrática, puede desencadenar opiniones tan controversiales. Lo mismo no se puede decir de Peña Gómez ni de Bosch. El balaguerismo de la sombra (lo interpreto yo así) fueron los remanentes trujillistas, los asesinatos y los nuevos millonarios de los 12 años; el de la luz, el balaguerismo intelectual y bibliográfico, y el balaguerismo de la economía en crecimiento y de las múltiples y grandes obras. ¿Cuál de esos balaguerismos es el que reivindica Leonel Fernández? ¿A caso no es el de luz? ¿Se le puede acusar de corrupto o de asesino, como tampoco se decìa de Bosch, que habiedo sido Presidente de la Repùblica en una etapa extramadamente difìcil, "ni robò ni matò"? ¿Y cuál es el balaguerismo de los otros? ¿El de la copia, el oportunismo, la simulación, etc.? Algunos lo que tienen es una mafia polìtica para hacer fortunas. Por eso pienso, que los que intentando copiar de Leonel Fernández, reivindican el balaguerismo como medio de llegar al poder, no importa que sea el balaguerismo de la sombra o de la luz, deben ponerse en fila y esperar, bajo la vieja frase de que “el que viene atrás que arree”, o quizás poniendo en práctica el viejo principio balaguerista, de esperar que los frutos maduren y se caigan de la mata, o aguardar los mangos bajitos sin correr el riesgo de trepar el palo encebado que significa tratar de vencer a Leonel Fernández o caèrle atrás. Las elecciones congresuales y municipales que se avecinan, podrían hablar más claro de este asunto. Son elecciones en las que al PLD y sus aliados no les ha ido muy bien en el pasado, pero dudo que se repita la historia, a pesar de las medianas expectativas que generan en la población y de que Leonel no figurará en ninguna de las boletas. ¿Total, para qué, si es el Presidente de la República? El único cargo al que ha aspirado y al que piensa repetir en las elecciones venideras, cuya campaña todos ya han comenzado, leonelistas y sus contrarios, y que parecen estar al doblar de la esquina?