En uno de los recorridos para promover los candidatos del Partido d e la Liberación Dominicana (PLD), el presidente Leonel Fernández declaró que ha tenido que aprender "mañas y técnicas" para sobrevivir con minoría en el Congreso y los ayuntamientos. Por más vueltas y vueltas que daba a la cabeza no había caído en la cuenta, como ahora que acabo de conocer la carta de intención al Fondo Monetario Internacional (FMI), de la razón y el mensaje de la alusión y el intenso proselitismo oficial: el interés de nueva reforma fiscal.
Porque la verdad es que carecían de explicación y lógica los despiadados ataques del Presidente de la República contra un Congreso que en menos de dos años le ha aprobado no sólo dos polémicas reformas tributarias, sino unos 70 mil millones de pesos en crédito, incluyendo dos emisiones de los tan satanizados por el peledeísmo cuando era oposición bonos soberanos.
Si lo explicó, al menos la prensa no reseñó las "mañas y técnicas" de las que dijo el Presidente ha tenido que valerse para sobrevivir con un Congreso que paradójicamente en nada lo ha hostilizado, sino que ha sancionado todas sus iniciativas. La embestida contra los ayuntamientos carece todavía de más lógica, pues los cabildos no tienen beligerancia, amén de demostrar en la mayoría y salvo pruebas en contrario, una eficiente administración de los recursos públicos.
Lo que pudiera no explicarse es cómo los peledeístas repostulan al actual síndico de San Francisco de Macorís, después de haberlo sometido a un permanente acoso y tildarlo incluso como el peor ejecutivo que había tenido el municipio en toda su historia y en el más pésimo del país.
A diferencia de los legisladores peledeístas con otras administraciones, que jamás levantaron las manos para un crédito externo, a Fernández se le ha todo en el Congreso. Esa mayoría opositora que hoy el gobernante acusa de tiránica rechazó proyectos tan controversiales como la Ley de Lemas, para no romper la armonía del sistema de partidos en víspera de unas elecciones. El proyecto en cuestión, un traje a la medida para unificar al perredeísmo y enfrentar la decisión de repostularse del entonces presidente Hipólito Mejía, no deja de representar, sin embargo, una iniciativa democrática.
¿Qué justifica la embestida contra un Congreso tan colaboracionista y el intenso proselitismo del presidente Fernández? Después de la carta de intención al FMI no hay que dar vueltas para concluir en que la nueva reforma fiscal contemplada para julio próximo es la causa de tan acalorado interés. De no aumentar los ingresos el Gobierno tendría entonces, para cumplir con el FMI, que austerizar el gasto. Pero esa decisión tendría, para una administración que fomenta el clientelismo, mas los cambios que suponen tratados como el de libre comercio con Estados Unidos y Centroamérica, un devastador efecto político.
Pero cualesquiera que sean, lo cierto que esas "mañas y técnicas" a Fernández le han dado magníficos resultados, a diferencia de la insolencia y cizaña que cultivó desde el poder el ex presidente Hipólito Mejía, un político que en lugar del monte Athos purgando sus penas todavía está en el medio.