Prefiguro un congreso dominado por el PLD a cuya cabeza sea puesto Reynaldo Pared u otro de los “iluminados” de la generación del progreso, de esos que fueron incapaces de votar con la urna electrónica.
El punto 1 en agenda de la primera sesión seguramente sería un proyecto de resolución que declare de urgencia la conclusión del metro del PLD antes del 16 de mayo del 2008.
Para esos fines se conformaría una comisión con la encomienda de identificar las partidas y proceder a su traslado, desde las carteras de Educación, Salud Pública, Interior y Policía, Turismo y Deportes.
Se introduciría un proyecto de resolución para declarar a los ciudadanos Leonel Fernández, Margarita Cedeño, Ramón Báez Figueroa, Diandino Peña, Agripino Núñez, Reynaldo Pared, Roberto Salcedo, Juancito Sport, Rubén Toyota, Rafael Alburquerque, Marino Vinicio Castillo, Rafael Bonilla Aybar José Francisco Peña Guaba, Felipa Gómez y Hatuey de Camps “padres benemèritos del progreso, la gobernabilidad y la democracia.”
Se aprobaría en la cámara baja, un proyecto de ley del diputado Lidio Cadet, separando la ciudadanía en Peledeistas y dominicanos. En adelante para que cualquiera tenga acceso a los empleos del gobierno o de los empresarios peledeistas, se deberá presentar un carnet certificado por notaría, de inscripción al partido.
Se concederá la ciudadanía dominicana a los embajadores de Estados Unidos, España, Inglaterra, Canadá e Italia renovables con la designación.
Se oficializa la presencia militar ad vitam de tropas de Estados Unidos en Barahona, Jimanì y Pedernales, de igual modo se entrega a ellas la vigilancia de la frontera con Haití.
Se modifica la ley electoral para que diga en adelante: “cada vez que el PLD se halle en desventaja electoral conforme resultados de encuestas realizadas por firmas independientes, será obligatoria e irreversible la designación de una Comisión de Asesores Electorales presidida por algún sacerdote afecto al PLD o sus aliados. En ese caso, tampoco habrá elecciones, si el centro de cómputos de la JCE no está a cargo de una cámara de observadores de la OEA, dirigida por el venerable Santiago Murray”
Se oficializa la supervisión que realizan las instituciones multilaterales FMI, BID, BM en las secretarias de estado, el congreso, el poder judicial, organismos técnicos ( ONAPRES, ONAPLAN, INDOTEL, etc.) y las instituciones descentralizadas.
Se reanuda el acuerdo firmado con Estados Unidos llamado Convención Dominico Americana del año 1907, efectivo con estos organismos multilaterales. En adelante el presupuesto y ley de gasto público serán fijados por ellos y los ingresos se distribuirán de la siguiente forma; 55% para el pago de la deuda externa y 45% para gastos del gobierno.
Se cambia el nombre de Distrito Nacional para la capital Dominicana y en adelante pasa a llamarse “Nueva York Chiquito.”
Se aprueba un nuevo paquete fiscal que incrementa el ITBIS a 24%. Esta medida busca proveer al gobierno de los fondos para financiar el progreso.
Se declara reanudado el interés del gobierno en la construcción de la isla artificial, la ciudad modelo de Sans Souci y el puente que une las porciones este y oeste del malecón de Santo Domingo.
Se aprueba la ley de los tragamonedas y las bancas de apuestas para que en adelante cada colmado pueda instalar uno o varios de estos pedagógicos y edificantes juegos. De ese modo el conocimiento tecnológico que permite reducir la brecha digital tendría un excelente aliado en barrios y ciudades de la República.
Se aprueba la modificación del código de salud para que se permita la legalización del aborto, de igual modo se modificará el código civil para que la parte que proclama la condición heterosexual de los matrimonios sea derogada.
Finalmente se declara nulo el interés del gobierno en los casos de “quiebra bancaria” del año 2002 y por tanto cesan las persecuciones judiciales contra los involucrados, víctimas de las persecuciones y políticas desacertadas del anterior gobierno. Se le pedirá disculpas a través de los diarios nacionales y se implementarán fórmulas adecuadas para resarcirlos económicamente del daño recibido.