Todos vivimos la experiencia del recién pasado proceso electoral para escoger los representantes en el congreso nacional y en los ayuntamientos del país. Hubo de todo como en botica, nadie se puede quejar, se bailó, se brincó, se caravaneo, se inventaron acuerdos y consensos inexistentes, se insulto, se hicieron las mas descabelladas de las promesas, se gastaron mas de RD$ 900 millones de pesos, para que aproximadamente unos cuarenta por ciento de los empadronados participaran del evento. Ahora, transcurrido ese carnaval electoral con todas las pasiones que solemos imprimirle los dominicanos, ahora repito, viene la reflexión en frío.
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Pues nada ahora es el momento de apelar a la gobernabilidad democrática. El país no puede continuar como una feria, de caravanas en caravanas, ni tumulto en tumulto, de vocinglerías en vocinglerías, de improvisaciones a disparates, de gastos superfluos y artificiales a gastos innecesarios y acomodaticios, en fin el país necesita encaminarse a una racionalidad democrática.
Gobernabilidad es crear puentes reales, con encuentros reales para promover el entendimiento político real, sobre temas colectivos de interés común, los encuentros artificiales quedaron en evidencia durante todo el trayecto de la jornada electoral. Hay que impedir que se insulte la inteligencia común, para comprender la banalidad y superficialidad de algunos mediadores o concertadores “profesionales”. Que han hecho de la mediación un aburrimiento. Los temas de la electricidad, el desempleo y la seguridad ciudadana, se inscriben en la agenda de la gobernabilidad, ya que constituyen los retos mas apremiantes y prioritarios en la agenda nacional…Cualquier otra agenda podrá incluir los temas que deseen, serán agenda unilaterales y prefabricadas, para llenar las apariencias de concertación y gobernabilidad.
Gobernabilidad no es exigirle al otro que me escuche, sin establecer previamente que estoy en disposición y capacidad de escucharle, no se trata de un dialogo de sordos, ni de un “dialogo nacional” teledirigido donde lo que menos hay es dialogo, y lo que mas hay, es agenda propia unilateralmente preestablecida, manipulación, y conciliábulos. Lo esencial no se encuentra en la forma, la cuestión es el fondo de los problemas, es contribuir a la solución a corto o largo plazo, de los temas abordados.
Gobernabilidad es utilizar la palabra para comunicarnos, no para alejarnos y distanciarnos, ya que de lo que se trata es de comprender cuales son mis puntos de vistas y cuales son los puntos de vistas contrarios, para en un dialogo efectivo encontrar el punto intermedio, que nos indica la racionalidad y la decencia Gobernabilidad es poner la decencia y las buenas formas como instrumentos para iniciar una conversación, donde el norte quede claro y transparente para que todos nos sintamos en ambiente de exponer con franqueza nuestros puntos de vistas, sin segundas interpretaciones.
Gobernabilidad es hablar lo estrictamente necesario para expresar lo esencialmente útil a la solución de los problemas. Gobernabilidad no es un coro de payasos, repitiendo en público los guiones que le han trazado tras bambalinas, pretendiendo sorprender a la opinión publica con un montaje de frases y palabras, que no conducen a nada, y si a algún lado conducen es a mas de lo mismo. Gobernabilidad es un nivel de madurez y ponderación de nuestro comportamiento democrático. Donde dejamos la politiquería barata y asumimos una conducta de mayor profundidad y mejores resultados.
Gobernabilidad es establecer la diferencia no solo en el discurso, sino en los hechos, a nadie le queda la menor duda, de que habrá un cambio sustancial en el congreso nacional, que se abandonarán practicas clientelitas y vergonzosas, como la fabricación de supuestas ONGS manejadas por detrás por legisladores y pagadas con fondos del Estado, como el engavetar determinadas leyes como la referente al Defensor del Pueblo, en fin Gobernabilidad es darle una oportunidad a la esperanza y a la fe depositada, de que lo podemos hacer mejor.