Un ejercicio crítico de los recién pasados comicios indica que tuvimos votaciones, y no necesariamente elecciones.
Pero ese es un tema para otro momento. Lo real y cierto es que el mundo percibió que aquí hubo elecciones. Que el pueblo eligió democráticamente a legisladores y funcionarios municipales.
Quienes fueron llevados a votar por uno u otro bando, dieron el mejor ejemplo de dominicanidad.
Acudieron en orden, en un día en el que eran observados por cientos de delegados nacionales y extranjeros.
Al final de la jornada, vinieron los elogios de los representantes de organismos extranjeros, obviamente a nombre de la comunidad internacional. ¡Cuánto orgullo!
Lo que falta ahora es que se respete el voto que cada quien emitió el 16 de mayo.
Si no se respeta el resultado en las urnas, ¡Qué carajo de democracia es la que tenemos!
Las proclamaciones y celebraciones probablemente pretendan cristalizar en las calles el favor no logrado en las urnas.
Si como se ha denunciado, funcionarios han ocupado juntas electorales apoyado por militares, sacado a los delegados y hasta jueces para intervenir en los resultados estaríamos ante una estafa inaceptable.
La Junta Central Electoral ha venido ofreciendo los resultados. Y los mismos partidos que reclaman que agilice la emisión de los boletines, son los que con artimañas traban que se agilice el conteo.
Sometido a un aparataje propagandístico mediático hemos construido una percepción de que más de diez muertos desde ocurridas las votaciones no es nada. El proceso, dicen, es uno de los más pacíficos que hemos tenido. Amen.
Avergüenza ver a comunicadores de prestigio justificando todo tipo de barbaridades, la mayoría de ellas condenadas por ellos mismo en el pasado
Todo porque la nuestra es una democracia al estilo no de la voluntad del pueblo, sino de unos cuantos que entienden todo lo contrario.
El PRD, el PRSC y el PLD deben de evitarle la prolongación de este show a los dominicanos, victima hoy de las manipulaciones más burdas que no conducen a nada desde el punto de vista democrático.
No fue suficiente la lección de quienes prefirieron quedarse en sus hogares y no acudir a votar por el desencanto generalizado de la población.
Cuando se calcule al final, comprobaremos que a las urnas fueron las nóminas y los cinco que se suponen beneficiarios por cada empleo generado. Hágase al final el cálculo.
Pero si los que fueron a las urnas fueron los empleados de los cabildos, el congreso, el gobierno y los ejecutivos de las empresas beneficiarias de esas instancias, esa es la democracia y lo que manda ahora es que se cuenten los votos y que se declare a ganador al que haya obtenido así sea un voto más. Eso es la democracia, aunque sea defectuosa como la nuestra. Lo contrario es estafa.