Más del cuarenta porciento de los dominicanos con derecho a elegir y ser elegidos no fueron a las urnas el pasado l6 de mayo.
Miles de millones de pesos gastados por una Junta Electoral cuyo Presidente acaba de anunciar como si nada, que la mayoria de los Presidentes de mesas no sabian sumar.
Miles de millones de pesos en la más costosa y sucia de las campañas electorales que ha visto el país desde la desaparición de la Tirania.
Un lamentable pero anunciado retroceso, una nación en angustia y una gran parte de dominica nos no solamente sorprendidos, sinos asqueados de tanto verse burlado por los tradicionales adve rsarios de la paz y del progreso.
El desplome de dos de los tres partidos llamados mayoritarios que ahora quieren a toda costa que le cuenten los votos, que les fábirquen victorias, y la amenaza siempre latente de que el po-der absoluto sea usado absolutamente.
Más de diez muertos, y nadie sabe la cantidad de heridos, la llamada Junta no acaba de contar y tal parece que en pleno siglo veintiuno vamos a tener que recurrir a las manos y los dedos para darle fin a unas elecciones traumaticas en demasia.
Una clase política que no acaba de entender que debe revirsarse, renunciar, irse a su casa, y no seguir siendo muñecos de un hombre que en el ejercicio del poder no solamente fué desas-troso, sino mentiroso, doble y amigo solamente de aquellos que le podian servir de rodillas.
Ese triste balance nos pone en ridiculo ante el el mundo nuevamente, nos retrotrae a tiempos que todos creiamos superados, y parece ser que esos señores que han metido en un lio tan grande andan en busca de nuevos aposentos, o nuevos estadios de dialógo para ponerse de a-cuerdo ellos y repartirse el botín.
Se busca de nuevo amedrentar para lograr impunidad, el país está paralizado, y nadie parece interesado en ponerle fin a semejante despropósito porque solamente buscan sus particulares in-tereses o los de su grupo.
Tendremos que ponerle en algún momento el cascábel al gato, y definitivamente empantalonarnos para que los guapos del PPH, con su jefe a la cabeza, salgan de sus madrigueras y dén el frente, para ver si es bueno poner de tontos a los del montón y que sean estos los que salgan a las calles a defender lo que ellos no supieron o no pudieron evitar.
Triste final, de todo un doloroso despilfarro en una nación cuyos hospitales carecen de todo, y en donde faltan aulas, y faltan medios de trabajo.