Desde hace muchos años las bases del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), han sido olímpicamente irrespetadas en todos los procesos internos de esa agrupación política. Pero se puede afirmar que nunca como en el presente proceso eleccionario interno, esas mayorías partidistas fueron burladas por la cúpula del partido, imponiendo candidatos donde los votos de las bases habían elegido a otros.
Se quiso, y se quiere justificar ese accionar tomando como instrumento justificante la alianza con el Reformismo, pero eso es puro bla bla bla de quienes saben que lo hicieron para crear desde ahora su plataforma con miras al proceso eleccionario de mayo del 2008, incluso dirigentes que no pueden participar ni siquiera como precandidatos, pero que entendieron que eso les negaba un derecho que nos da a todos la constitución de la República.
Los que llegaron por grupismo anunciaban el fin del mismo, pero mientras tanto lo fomentaban haciendo lo que les vino en ganas en el proceso eleccionario de los candidatos poniendo a las bases de mojiganga, sin que nadie al parecer pudiera advertir que estaban abriendo la fosa por don-de se acabaría de ir el PRD a casa de donde ustedes saben.
Esos dirigentes, todos miembros del funesto grupo de Hipólito Mejía, más el silencio de otros altos dirigentes avergonzados porque se dejaron utilizar por el jefe del PPH, y al parecer del partido fueron parte de una derrota anunciada.
Nunca como ahora el PRD está en manos de sus reales enemigos, y nunca como ahora las bases del PRD tienen sus esperanzas puestas en un candidato que es Miguel Vargas Maldonado, que debe distanciarse de algunos personeros que estuvieron durante su gestión en Obras Públicas, y que necesariamente debe remitirse, como lo hace un comunidad, a los brazos de las bases, que le proclaman desde hace tiempo como el candidato por excelencia para enfrentar la reelección del Presidente Leonel Fernández, algo que nadie discute a menos que sea estúpido.
El PRD tiene que volver a sus orígenes, pero dejando de lado de la forma que sea a esos que le hicieron el mayor daño en el menor tiempo, y que ahora quieren justificarse y congraciarse con las bases volviendo a posiciones anteriores a la derrota, dando explicaciones cuando nunca quisieron darla, y solamente proclamaban como algo muy suyo su victoria en las elecciones internas.
La asumieron mal, hicieron lo que les vino en ganas, se burlaron de todo el mundo, y las consecuencias están ahí para vergüenza de ellos y dolor de los perredeístas.
Para lograr lo que Miguel Vargas pide en su comunicado a los perredeístas, tiene obligatoriamente que renunciar a sus enemigos ocultos dentro del PRD, comenzando por la dirigencia que debe ser puesta en manos de las bases para una revocación desde arriba hasta abajo, y del funesto e impopular Hipólito Mejía, ahora en un supuesto perfil bajo luego de llevar al PRD a las dos más vergonzantes derrota de su historia.