LONDRES.-El expresidente socialdemócrata Alan García ganó la segunda vuelta peruana del 4 de junio con un 49% de los votos emitidos ante un 43% por el nacionalista Ollanta Humala y un 8% de votos nulos-blancos.
El balotaje peruano es único en la América Latina del Siglo XXI en tres aspectos: 1) se dio entre dos fuerzas centroizquierdistas; 2) el ganador de la primera vuelta recibe el rechazo unánime de toda la media y partidocracia y tampoco gana la presidencia; 3) la derecha vota por la socialdemocracia.
En la primera ronda del 9 de Abril García obtuvo un 20%, el peor porcentaje que él hubiese sacado en las 4 elecciones en las que había candidateado.
Hoy consiguió que su Partido Aprista tras 82 años de haberse fundado pueda por primera vez haber superado el 50% de los votos válidos y también haber sido votado por los conservadores.
Sin embargo, a medida que se vayan dando los últimos resultados es probable que el voto nulo aumente y que Alan termine por debajo del 50% de los votos emitidos. El APRA antes había apoyado a Bustamante y Rivero (1945-48), Prado (1956) y Odría (1963), pero nunca antes la derecha le había apoyado.
El voto nulo-blanco ha sido el más alto que haya tenido una reciente segunda vuelta latinoamericana, aunque apenas fue la mitad del que se dio en la primera ronda. Esto evidencia que el grueso de la derecha votó por García y el de la izquierda por Humala.
García fue apoyado por Vargas Llosa y el fujimorismo, quienes antes le consideraron el peor gobernante de la historia o lo declararon reo contumaz. El ganó planteando un gran frente antichavista.
El presidente venezolano alentó esa polarización pues así logró hacer que García quedase asociado a la derecha y de esta forma le dejase el voto anti-sistema y anti-EEUU a su patrocinado Humala.
Ollanta ha logrado algo que nadie antes logró en el continente. Seis meses antes de la primera vuelta no tenía ni partido ni significancia en las encuestas. Pese al total rechazo de la clase política y empresarial, él logró superar sin alianzas el 40% y ganar en el interior del país.
García hará algunas reformas sociales modificando el monetarismo vigente. El estará sometido a la presión de una derecha que le recordará que él triunfó solo por sus votos y también del ascenso del humalismo que se está izquierdizando.
García y Humala festejan triunfos. El primero por volver a la presidencia tras 16 años. El segundo por haberse convertido desde casi nada en la primera fuerza congresal y por sentir que puede ganar la mayoría de las regiones en las elecciones locales que se darán en 4 meses.