Al corromper el proceso electoral, el gobierno ha degradado la democracia, la ha convertido en caricatura risible, sin credibilidad ante la ciudadanía que ha visto como sus derechos han sido pisoteados. Ha puesto en peligro la gobernabilidad y la paz social.
El gobierno ha vulnerado los principios elementales de ética y moral de la democracia al utilizar la pobreza y la ignorancia para comprar voluntades. En este país no hubo elecciones libres. Aquí hubo un matadero electoral.
No es posible que la Junta Central Electoral, la Iglesia Católica, la llamada "sociedad civil" y la opinión pública, hayan legitimado el uso de más de cinco mil millones de pesos del presupuesto nacional para "ganar" las elecciones.
No es posible que la JCE, presionada por el gobierno y sus bocinas, haya cerrado los ojos ante el uso, no sólo del oro corruptor, sino de las Fuerzas Armadas y la Policía, que salieron a secuestrar la voluntad popular.
No es posible que la JCE, a la hora de tomar decisiones, no haya tomado en cuenta la represión militar que provocó16 muertos y más de 30 heridos de bala durante las elecciones.
No es posible que para la JCE no tenga valor que los funcionarios del gobierno recorrieran el país en vehículos con los baúles llenos de dinero para comprar opositores, como incluso fue admitido por un dirigente histórico del PLD.
En realidad, la JCE no tuvo el control de las elecciones. No había, pues, árbitro.
En tales circunstancias, no es posible hablar de elecciones libres, de respeto a la voluntad popular, de Estado de derecho. No pudo haberlo en medio de tanto atropello, de tanto abuso de poder, de tantos recursos públicos utilizados para lograr el "triunfo".
Lo que ha ocurrido en las elecciones congresuales y municipales es demasiado grande. No se trata de pataleos, como dicen muchos, incluso el cardenal, para no reconocer el triunfo del gobierno. ¡Ojalá fueran pataleos! De lo que se trata es de un retroceso en materia de libertades públicas al negarles a los ciudadanos el derecho constitucional de elegir y ser elegido sin coerción alguna.
No miento cuando afirmo que aquí hubo de todo: compra de cédulas, incluso a "boca de urnas", extorsión, chantaje, apresamiento de opositores, ocupación militar de juntas municipales, secuestros de funcionarios electorales, compra de candidatos, de jueces y de delegados, ametrallamientos, muertos, heridos…. Todas las expresiones fraudulentas se dieron en estas elecciones. Sobraban, pues, razones éticas, morales y legales para anular las elecciones en casi todo el país. El gobierno actuó públicamente, ante los ojos de todos. No fue escondido. Nada se hizo bajo el manto protector de la noche. Pero nadie quiso ver. El miedo, por no decir otra cosa, se apoderó de muchos, incluso de algunos de los que fueron víctimas del fraude, de la extorsión y del terror gubernamental.
Así como no se puede hablar de "triunfo" del PLD, tampoco se puede hablar de la "derrota" del PRD y del PRSC. Insisto, en este país no hubo elecciones democráticas, aquí acudimos a un "matadero electoral". Ni más, ni menos.
Ahora bien, si hemos permitido este matadero electoral, si hemos permitido que se imponga a la fuerza, vulnerando lo invulnerable, ¿para qué ir a elecciones en el 2008? ¿No sería crónica de otro fraude anunciado? Si todo esto se hizo para imponer a un senador, un diputado, un síndico o un regidor, ¿qué no harán en las elecciones presidenciales donde estará en juego el poder? ¿Si legitimamos el "triunfo" del presidente de la República en unos comicios donde él no es candidato, ¿qué pasará en las elecciones del 2008 cuando el candidato sea el presidente Fernández?
¿Si ahora, con una Junta Central Electoral controlada supuestamente por el PPH, el gobierno hizo y deshizo, qué será luego con una JCE integrada, como ya se dijo, por miembros y "amigos independientes" del PLD? ¿Vale la pena volver a votar?
¿Qué pasará cuándo el PLD asuma el Congreso, la JCE, la Suprema Corte de Justicia, la Magistratura y el Ministerio Público? ¿Cuál será su rol? ¿Se imaginan ustedes al PLD, con esa visión fundamentalista de que el Estado le pertenece, expresada en la consigna de que "e pa fuera que van", y, "los que quedan, también se van", con todos los poderes en sus manos, incluyendo el aparato militar ejerciendo su rol represivo en contra de los opositores?
No sé a ustedes, pero a mí me aterra. Sobre todo porque ya comienzo a sentir los efectos en llamadas telefónicas con amenazas hasta de muerte, pasquines en la red de internet, insultos a través de programas de radio y televisión patrocinados por el gobierno.
PD: Con 20 años menos, y con menos hijos, estaría haciendo mis maletas para irme del país e iniciar otro proyecto de vida, mientras más lejos de aquí, mejor. Pero ya no tengo tiempo, ni fuerzas para comenzar de nuevo en ningún lugar.