El miércoles 7 de Junio bombarderos norteamericanos mataron a Abu Musab
Zarqawi, jefe de Al Qaeda en Iraq. Ello ha coincidido con la finalización de la
configuración de todos los ministerios del primer gobierno de unidad nacional
iraquí tras meses de incertidumbre y negociaciones. Esta muerte ha sido saludada por Bush y Blair, en una situación difícil para
ambos pues los dos atraviezan por su mayor nivel de impopularidad interna y
saben que vienen creciendo las resistencias armadas en Afganistán e Iraq.
Zarqawi se hizo muy notorio por propiciar una guerra civil entre la minoría
sunnita contra la mayoría chiíta, a quienes acusaba de ‘infieles’, ‘
serpientes’, ‘escorpiones’ y ‘veneno’, así como por filmar videos donde se
decapitaban rehenes norteamericanos (incluso bajo su presencia o espada).
Si bien la caída de Zarqawi hizo caer el precio del barril del petróleo por
a menos de $US 70, el anuncio de su muerte ha sido tomado con cautela por
Londres y Washington. Cuando murieron los hijos de Saddam la ola de triunfalismo de los aliados fue respondida con un recrudecimiento de la insurgencia.
Esta vez los familiares y camaradas de Zarqawi han mostrado su ‘alegría’
por que aducen que Zarqawi irá al cielo y que su sangre irrigará a la
resistencia.
Si bien él pudo haber sido el insurgente más buscado, su movimiento
posiblemente no tenga ni 3,000 combatientes ni reuna al 10% de la resistencia. Dentro de la rebelión iraquí sus fuerzas eran minoritarias y eran vistas con recelo
pues provocaban a la mayoría chiíta, quien también está descontenta con la
ocupación y apoya a Irán, a quien EEUU quiere cercar y posiblemente
bombardear.
El zarpazo final a Zarqawi bien pudo haber sido facilitado por sus propios
errores. El enajenó a muchos sectores populares iraquíes por promover matanzas sectarias contra los chiítas y líderes sunnitas.
Zarqawi es el líder binladenista más importante muerto desde Septiembre 2001
pues Osama Bin Laden y Mula Omar siguen intocados. Las mismas tropas
ocupantes que hoy festejan su eliminación son quienes con su invasión a Iraq le
permitieron a Al Qaeda, quien no tenía mayor peso allí durante la dictadura de
Hussein, poder crecer tanto en dicho país.
Hoy, su muerte será usada por Bush y Blair como un punto en su favor ante la
embestida de sus críticos anti-guerra y por el nuevo gabinete iraquí para
mantener unidos a partidos que van desde chiítas por-Irán hasta kurdos
pro-EEUU. Sin embargo, en el largo plazo difícilmente amenguen a una resistencia que mayoritariamente no compartía los métodos de Zarqawi.