Durante dos meses cada cuatro años, el mundo se detiene para ser testigo de la Copa Mundial de Fútbol. Se calcula que unos 1.300 millones de personas miraron la final del Mundial de Francia 2002, cifra que seguramente aumentará este año cuando la final se juegue en Berlín. Por ello, a principios de este año, los equipos de investigadores de algunos de los principales bancos de inversión dejaron de lado un momento acciones y bonos para predecir quiénes serían los ganadores de los partidos que se jugarán este verano en Alemania.
¿Por qué? Porque los estudios indican que el éxito o el fracaso en el fútbol puede afectar la economía de un país.
En el preámbulo de una de sus investigaciones, Joschka Fischer, ex ministro de relaciones exteriores de Alemania, estima que este año "hasta el 80% de la gente de todo el mundo mirará los partidos, lo que implica una caída de la productividad económica". Sin embargo, las repercusiones contienen aspectos positivos. ABN AMRO calcula que los países que ganan la Copa Mundial suman 0,7% a su crecimiento económico y también demuestra que es frecuente que luego de una crisis económica el equipo de fútbol de un país registre malos resultados. Otro estudio indica que podría haber una relación positiva entre países con bases legales de origen francés y el éxito de su escuadra de fútbol.
Fischer también apunta a que el fútbol es "un ejemplo realmente impresionante del éxito de la globalización". Refiriéndose a los esfuerzos realizados desde los años sesenta con el fin de desarrollar el fútbol africano, comenta que hay una nueva generación de jóvenes futbolistas africanos que hoy juegan en las principales ligas europeas y que están llevando su experiencia y habilidades de vuelta a casa. Según él, la revolución del fútbol africano aporta una gran lección: "Los elementos para conseguir logros verdaderamente inéditos son la ayuda financiera y técnica eficaces y el acceso al mercado del fútbol del Primer Mundo." ¿Adónde llevará este éxito? Tal vez a la cima. Por primera vez, la Copa se jugará en una nación africana: Sudáfrica será la sede del Campeonato 2010. La historia también demuestra que rara vez un país que no sea el anfitrión gana la copa.
Algunos no podrán ver los partidos porque no tiene acceso a electricidad o viven en países envueltos en conflictos. Sin embargo, incluso esta gente puede sentir los efectos positivos de la Copa Mundial. En los últimos años, las organizaciones de desarrollo y los grupos de la sociedad civil han comenzado a volver la vista cada vez más hacia las actividades deportivas como herramientas para reducir tanto la pobreza como los conflictos. La esperanza es que cuando llegue la Copa Mundial 2010, muchas más personas tengan los medios y la libertad para disfrutar del acontecimiento.