HAMBURGO.- Argentina, con una trabajada victoria por 2-1 sobre Costa de Marfil, dio el primer paso para comenzar a soñar, para ilusionarse con un equipo que se muestra compensado y supo solventar con oficio las acometidas del rival. En Hamburgo se vivió un duelo apasionante: un choque de estilos que se decantó del lado argentino por tradición, por el peso que deja la experiencia en grandes competiciones.
Porque Costa de Marfil demostró en el arranque por qué muchos la citan como posible sorpresa del Mundial.
Es un tren de alta velocidad, que arrolla al rival con un ritmo imposible, con una apreciable técnica y series de 100 metros que a duras penas puede resistir el adversario.
Por eso sufrió al comienzo el conjunto de José Pekerman, que apenas tuvo la pelota en la primera mitad.
Le costaba a Juan Román Riquelme poner la pausa y Javier Mascherano y Esteban Cambiasso no encontraban la forma de frenar el vendaval africano.
Y, sin embargo, Argentina llegó al descanso con más de medio partido ganado. Primero, por la concentración defensiva de su zaga, donde Fabián Ayala se multiplicó en el cruce y Gabriel Heinze hizo el trabajo sucio en el cuerpo a cuerpo con Didier Drogba y, después, por la capacidad de su ataque para aprovechar los despistes del rival.
Tuvo Costa de Marfil media docena de llegadas claras al arco de Roberto Abbondanzieri y, al contrario, fue el conjunto albiceleste el que ingresó en el vestuario con una ventaja de dos tantos, que pudo ser mayor si el árbitro hubiese concedido un "gol fantasma" de Ayala, que Jean Jacques Tizie pareció sacar de dentro (m.14).
Dio el primer aviso Ayala, que cabeceó solo un saque de esquina y sentenciaron Hernán Crespo y Javier Saviola.
El primero después de aprovechar un rechazo tras un tiro libre lanzado por Riquelme mal defendido por el equipo africano (m.24).
El segundo, al entender a la perfección otro extraordinario pase de Riquelme, mientras la zaga marfileña trataba de tirar la línea.
Los goles desenchufaron a los "elefantes" al comienzo del segundo tiempo, cuando perdieron frescura, cedieron la iniciativa y vieron cómo creció el juego argentino.
Tuvo más el balón Riquelme, apareció Saviola para aportar soluciones en ataque y el equipo de Pekerman se divirtió, entre los "oles" de sus aficionados.
Sólo la irrupción de Didier Drogba en el tramo final del partido creó problemas a la defensa albiceleste. El delantero del Chelsea despertó a destiempo y, aun así, llevó la incertidumbre a la grada.
Pudo reclamar un penal por un codazo de Ayala, a punto estuvo de marcar, al desviar un balón que salió fuera por poco, y redujo la desventaja en el minuto 81 con un remate cruzado al primer toque.
Sirvió el gol de Drogba para reanimar a Costa de Marfil, pero también para avisar a Argentina de que todavía no estaban asegurados los tres puntos.
Y el equipo de Pekerman, que había perdido presencia en el área tras las sustituciones de Crespo y Saviola, vio cómo le anulaban un gol por fuera de juego de Maxi Rodríguez y tuvo que sufrir para anotarse el primer triunfo y así confirmar su intención de ser un protagonista destacado del torneo.