BAGDAD.- Los funcionarios estadounidenses han cambiado su relato sobre la muerte de Abu Musab al-Zarqaui, al expresar que estaba vivo y parcialmente consciente después del bombardeo que destruyó la casa donde se refugiaba.
Y un testigo iraquí que se encontraba en las inmediaciones en el momento del ataque aéreo estadounidense ha generado nuevas dudas sobre los hechos que rodearon la muerte del líder terrorista más buscado en Irak.
El hombre, que vive cerca del lugar del ataque, dijo el viernes en una entrevista con la APTN, la división televisiva de la AP, que vió a soldados estadounidenses que golpeaban y lesionaban a un hombre que se parecía a al-Zarqaui, hasta que le comenzó a salir sangre de la nariz.
El testigo iraquí, identificado como Mohamed Ahmed, manifestó que los residentes locales habían colocado al hombre en una ambulancia antes de que llegaran las fuerzas estadounidenses. El equipo militar norteamericano luego sacó al hombre de la ambulancia y presuntamente lo golpeó tras quitarle el turbante que tenía en su cabeza, conocido como dishdasha. El hombre ofreció un relato similar al diario The Washington Post.
"Había un hombre de mediana edad con barba, aún vivo y respirando. Lo pusimos en la ambulancia, llegaron las fuerzas estadounidenses, lo sacaron de la ambulancia y le quitaron el dishdasha que tenía sobre su cabeza y lo golpearon muy fuerte hasta que murió y comenzó a salirle sangre de la nariz", expresó.
Ningún otro testigo ofreció relatos que corroboraran las declaraciones de que un hombre parecido a al-Zarqaui fue golpeado. Los funcionarios estadounidenses no han señalado que haya existido una interacción física o verbal con al-Zarqaui antes de su muerte. Sólo indicaron que intentó salir de la camilla.
Cuando le preguntaron sobre las alegaciones del testigo, el portavoz militar mayor general William Caldwell dijo que las revisaría.
El portavoz del Pentágono Jeffrey Gordon expresó el sábado que desconocía las aseveraciones.
"Con frecuencia recibimos alegaciones que demuestran ser infundadas", indicó.
En un principio, el ejército estadounidense dijo que al-Zarqaui murió instantáneamente. Pero el viernes surgieron nuevos detalles de sus últimos momentos con vida.
Durante tres años al-Zarqaui planeó algunos de los hechos de violencia más horrendos, guiado por sus principios extremistas de la guerra santa. Primero apuntó a los soldados estadounidenses, a quienes consideraba usurpadores de las tierras árabes, y luego a los chiíes, que creía eran infieles.
El miércoles, el ejército estadounidense lo ubicó en una casa ubicada al noroeste de Bagdad y la destruyó con bombas.
Al-Zarqaui sobrevivió al impacto de las explosiones en la casa ubicada a las afueras de Bakuba.
La policía iraquí llego primero al lugar y encontró vivo al líder terrorista nacido en Jordania, de 39 años.
"Murmuró algo, pero era indescifrable y muy corto", expresó Caldwell, portavoz de las fuerzas de la coalición en Irak, refiriéndose a las últimas palabras del líder terrorista.
La policía iraquí lo sacó de la casa destruida y lo colocó en una camilla improvisada. Llegaron los soldados estadounidenses, vieron a al-Zarqaui aún consciente y trataron de atenderlo médicamente, dijo el portavoz.
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