ALEMANIA.-Ganó 3-0 un partido que dominó a voluntad. Un cabezazo del gigante Koller puso rápidamente arriba a los europeos y luego lo definió Rosicky (2). Sobre el final del primer tiempo, el autor del primer tanto se retiró lesionado. Este partido abrió el Grupo E, también integrado por Italia y Ghana, que se enfrentan desde las 16.
Estados Unidos y la República Checa llegaban a Gelsenkirchen para abrir el Grupo E y así iniciar su camino en la Copa del Mundo. Los norteamericanos arribaban con grandes aspiraciones, ya que muchos opinan que cuentan con el mejor plantel de su historia. Los checos buscaban ser una realidad y no volver a quedarse en las puertas de un título, como les había pasado en las Eurocopas de 1996, en Inglaterra, donde perdieron la final, y de Portugal 2004, donde llegaron a las semifinales.
Con muchos nervios y con los jugadores corriendo más de lo que jugaban, así comenzó el duelo de dos de los equipos top ten del ranking de la FIFA. La República Checa intentaba armar juego un poco más que su rival, pero era cortado con faltas de tres cuartos de cancha hacia el medio, lejos del arco. Pero en la primera acción que pudo hilvanar varios pases seguidos, los europeos se pusieron en ventaja. El lateral derecho, Zdenek Grygera, desbordó por su banda a gran velocidad y envió un centro preciso al primer palo. El gigante, el que lleva el 9 en la espalda, la referencia en el área, Jan Koller, anticipó a todos y metió un frentazo bárbaro que dejó sin reacción al arquero, Kasey Keller. El delantero del Borussia Dortmund alemán, que mide 2,02 metros, gritó el 1-0 a los 4 del primer tiempo.
A partir de allí los europeos comenzaban a manejar la pelota con más tranquilidad, y los norteamericanos, en cambio, entraban en pánico. Estados Unidos no hacía pie. Eran todas jugadas individuales de Claudio Reyna o de Landon Donovan, pero colectivamente el equipo sufría muchísimas falencias. A los 27, tanta insistencia le dio un pequeño premio consuelo a Donovan. Tomó el baló fuera del área y remató de derecha, fuerte, abajo y cruzado. El arquero checo, Petr Cech, se estiró aunque no llegó. El poste derecho salvó el tanto que hubiese puesto el 1-1.
Estados Unidos mordía la desazón. Por el gol abajo, por el tiro en el poste, y porque no podía dominar el balón. Los checos no perdonaban. A los 35, Tomas Rosicky demostró en el Mundial todo lo que había insinuado. Tomó la pelota afuera del área, sobre la izquierda, se perfiló y la colgó de un ángulo. El 2-0 estaba consumado por el habilidoso volante que acaba de firmar contrato con el Arsenal de Inglaterra.
Paradójicamente los checos se fueron con mucha tristeza al vestuario al finalizar el primer tiempo. En el último minuto, Koller se lesionó y tuvo que dejar el campo. El delantero cayó mal y se tomó la rodilla derecha. La misma que fue operada por una rotura de ligamentos cruzados y que lo dejó fuera de las canchas durante varios meses. Vratislav Lokvenc ingresó por el gigante pelado, que se retiró en camilla y con las manos en la cara.
Los primeros minutos del segundo tiempo sirvieron para que la República Checa demostrara aún más su superioridad. Estados Unidos seguía corriendo por un balón que pasaba únicamente por pies europeos. Los checos regularon, es cierto, no atacaban como en la primera etapa, pero tenían el balón, cansaban al rival y estaban dos goles arriba. No había apuros. Ante tanto toqueteo, los dirigidos por Bruce Arena, cada vez se desesperaban más. Hasta Reyna, el volante ofensivo, se tiró a los pies de Pavel Nedved, y recibió la tarjeta amarilla. Todo indicaba que el tercer gol de los checos estaba al caer.
De la mano de Nedved, Grygera y Rosicky, con el aporte de Jan Koller, más la seguridad del arquero Cech, la República Checa aplastaba a su rival. Y por el lado de Estados Unidos dejaron mucho que desear Mc Bride, Donovan, Reyna, Eddie Pope, Eddie Jonson; jugadores que prometían mucho para este Mundial. Todo estaba controlado. Y Rosicky se hizo cargo de la situación y dio el golpe de knock out. Primero estrelló un remate fantástico en el travesaño, y a los 30 puso el 3-0. Tiró una pared con Lokvenc, fue a buscar, dejó a todos los defensores parados e ingresó al área por la izquierda. Mano a mano con Keller. Definió de un modo excelente. Con el revés del pie derecho, de cachetada, cruzado, arriba. Tres goles arriba, la máxima diferencia para un equipo en lo que va de la Copa. Y a esperar que pasen los minutos, tocando, con la pelota. Estados Unidos, nada, pura tristeza.
En el final sólo hubo tiempo para que los hinchas checos gritaran "Ole", en las tribunas. La superioridad de los europeos fue inobjetable. 3-0, tres puntos y una excelente diferencia para clasificar a los octavos de final. Estados Unidos la tiene complicada: debe enfrentarse con Italia y con Ghana.