SANTIAGO.- “Cuídenme a mis hijos; por favor, cuídenme a mis hijos”. Esas fueron las últimas palabras de la comunicadora Mayra Robles, segundos antes de fallecer la noche del lunes. La revelación en tal sentido la hizo su compadre y confidente Raudy Torres, considerado como su mejor amigo y quien la llevó a ese centro asistencial, cuando comenzó a colapsar en el apartamento de la dama.
Esas expresiones salieron de su boca mientras médicos y enfermeras trataban de mantenerla con vida, en la unidad de cuidados intensivos del Centro Médico Cibao, donde dos horas antes fue recluida en estado crítico.
La tarde de este martes, sus restos recibieron cristiana sepultura en el cementerio municipal de la calle 30 de Marzo y allí Raudy habló con algunos amigos sobre el deseo postrero de Mayra.
Centenares de personas, entre los que se destacaban comunicadores locales y de otras latitudes del país, así como artistas, asistieron al sepelio de la mujer que se convirtió en pieza importante de la segunda etapa de la televisión en esta ciudad.
La presencia de sus familiares en el acto fue encabezada por su madre, doña Caridad y sus hijos Sergio Jaime y Cristal. El padre de Mayra, don Harold Robles, falleció hace algunos años.
Meses atrás, Mayra tuvo que ser recluida en un hospital de Nueva York, donde fue operada de un cáncer, provocada por una cirrosis hepática. Esa enfermedad el lunes le provocó la gravedad de la que no se recuperó.
Hace 20 años que Mayra asumió la responsabilidad de ser una de las figuras claves en el lanzamiento y mantenimiento del desaparecido Canal 7 Cibao, cuando en 1986 comenzó a funcionar, con motivo de los XVI Juegos Centroamericanos y del Caribe, que tuvieron como sede a esta ciudad.
Desde entonces se mantuvo produciendo y conduciendo programas de televisión, hasta horas antes de sorprenderla la muerte, pues en la mañana del lunes trabajó en la conducción del matutino “Como en Casa”.
Entre los artistas que le dieron el último adiós estuvo Rubby Pérez, quien se definió como un fiel amigo de Mayra. De acuerdo a su testimonio, ella le fue de gran ayuda emocional y espiritual, en los momentos en que él entendía que debía dejar la música.
En honor a esa amistad, el conocido merenguero canto “a capela” un tema religioso, que siempre ha cantado en la iglesia a la que desde niño asiste, y que es un himno de agradecimiento a Dios “por todas las cosas que nos da, incluyendo la muerte”.