MADRID.- Argentina goleó (6-0) a Serbia y Montenegro, en un juego en el que se mostraron más espectacular que cuando Diego Armando Maradona era el rey del equipo.
Cambiasso anotó el gol del campeonato tras una maravillosa jugada de 25 toques, y Messi debutó con un tanto y una asistencia. Los serbios se despiden virtualmente de los octavos, una ronda que ya ha alcanzado el conjunto de Pekerman, narra el corresponsal de elmundo.es.
El optimismo ya no sólo pertenece a España. Los goles, tampoco. Argentina encara los octavos de final con el marcador más escandaloso del Mundial, y sin duda con el mejor gol de la competición.
Fue un monumento a la geometría, una asombrosa combinación entre todo su frente de ataque finalizada entre Riquelme, Saviola, Crespo y Cambiasso con maravillosa lucidez en la frontal del área. Antes ya se habían contado 24 toques, la mejor prueba de que el equipo de Pekerman había mejorado con respecto al debut, que ya sus centrocampistas no necesitaban únicamente de la luz de Riquelme.
Tras la victoria ante Costa de Marfil, donde fueron superados por los africanos en el primer tiempo, el once de Pekerman se hizo valer con el balón en los pies. Además, encontró viento favorable desde el minuto seis, con otro tanto maravilloso.
Sorín dejó su sello con un taconazo desde la izquierda, Saviola proyectó con la puntera para la aparición de Maxi, que ha recuperado presencia en el área. Con la tranquilidad del resultado, el equipo de Pekerman burló y burló las acometidas serbias, un equipo perdido y sin mordiente.
Nada queda de la seguridad de su portería, cerrada con candado durante la fase de clasificación, y sin esa premisa, Serbia ya no asusta a nadie. Sólo Djordjevic, obligado a tareas de creación por todo el campo, parece en condiciones de mover a un equipo con plomo en las piernas. Perdida la referencia de Milosevic, atado en corto por Heinze, aquellos demonios que amargaron la existencia a España fueron borrados del mapa.
Riquelme, perfectamente escoltado por Mascherano, Lucho y posteriormente Cambiasso, divisaba tranquilo el horizonte. Su selección no dependía esta vez de su clarividencia porque las subidas de los laterales, las apariciones de los medias puntas y la movilidad de Saviola resquebrajaban el frontón serbio. Cada vez tiene mejor aspecto Argentina, poderosa atrás, sobria en el medio y con varios ases en el banquillo.
Porque tras el descanso, con el partido resuelto, Tévez y Messi salieron dispuestos a comerse el verde y demostrar a Pekerman que puede contar con un plan B. Se movieron con ganas y encararon con su privilegiada manera de entender el fútbol. Ambos anotaron un gol y el barcelonista, además, regaló otro a Crespo. Otra gran noticia para Argentina que puede presumir de haber disputado dos partidos en uno, con sendos paseos en las segundas partes.