NUEVA YORK.- Los crímenes violentos en Estados Unidos aumentaron a su nivel más alto en 15 años, en gran parte debido al resurgimiento de las pandillas de latinos en ciudades medianas del interior del país, según reveló esta semana un informe del FBI.
Esos grupos, formados por centroamericanos, son responsables del récord de crímenes registrado el año pasado, según el FBI
"La renovada actividad de las pandillas de origen centroamericano, sobre todo en el Medio Oeste del país, se ha convertido en una de nuestras principales preocupaciones", reconoció a LA NACION Brian Truchon, director de la Unidad Antipandillas del FBI.
Esa unidad fue especialmente creada el año pasado para combatir a estos grupos que se han expandido a unos 30 estados, después de haber nacido en Los Angeles, Nueva York y Chicago.
De acuerdo con el informe, los homicidios se incrementaron en un 5%, lo que representa la mayor alza desde 1991, cuando los índices de criminalidad comenzaron a descender en todo el país. Los robos aumentaron el 4,5% y los asaltos, el 1,9%. El único tipo de crimen que descendió fueron las violaciones, que cayeron el 1,9 por ciento.
Según las estadísticas, la región más afectada por este aumento de la criminalidad es el Medio Oeste (un 5,7 por ciento más de crímenes que en 2004), y en especial las ciudades con una población media (entre 500.000 y un millones de habitantes), como Milwaukee, Oklahoma City, Omaha y Saint Louis, además de otras urbes más grandes del interior, como Houston y Phoenix.
"En los últimos 15 años, hemos visto una migración de las pandillas callejeras al interior del país, a ciudades más pequeñas donde enfrentan menos presión de la policía, sus miembros no son conocidos y creen que tendrán más oportunidad de realizar sus actividades", señaló Truchon, cuya unidad, de casi un centenar de agentes, concentra su atención en las "maras" o pandillas originadas en América Central.
La principal es la mara Salvatrucha o M-13, nacida en los años 80 y compuesta por jóvenes salvadoreños, guatemaltecos y hondureños que escaparon de conflictos en sus países y se instalaron en virtuales guetos en Los Angeles y otras zonas del sur de California. Allí ya existía la pandilla de la calle 18, hoy conocida como Mara 18, que aceptaba a otros inmigrantes centroamericanos excluidos de los grupos mexicanos, principalmente la mafia mexicana, comúnmente conocida como la Eme.
En los últimos años, estas dos pandillas incorporaron más miembros -se estima que en Estados Unidos suman unos 10.000-, se expandieron por casi todo el país, establecieron alianzas con otros grupos criminales y se volvieron más sofisticados y violentos; realizaron decapitaciones, mutilaciones, torturas y asesinatos de pandilleros rivales, informantes y otras víctimas.
"Amenaza trasnacional"
Los crímenes en los que están envueltas son de los más variados: homicidios, asaltos, robos de autos y camiones, extorsiones, violaciones, distribución menor de drogas, y prostitución. Además, se especializan en robos a farmacias, de donde sacan tests de embarazo, pastillas para adelgazar o chicles para dejar de fumar, productos caros que luego revenden en el mercado negro.
"Lo que está haciendo la M-13 podría ser caracterizado como los primeras etapas del desarrollo de una mafia, como sucedió con la Cosa Nostra, o el crimen organizado tradicional en Estados Unidos. Llegan a un barrio, comienzan a cometer crímenes, al principio contra su propia gente, y una vez que ganan poder se expanden a otras áreas y a crímenes más complejos", destacó el inspector Truchon.
"Lo que hace distinta a la M-13 es que se trata de una amenaza transnacional; tiene un constante flujo de miembros, ya que vienen nuevos integrantes desde América Central todo el tiempo, y los que son deportados después de pasar un tiempo en la cárcel aquí regresan ilegalmente a Estados Unidos con un mayor status dentro de la pandilla por haber reingresado al país. Además, llegan con nuevos conocimientos, con nuevas habilidades y se dedican a otros tipos de crímenes", añadió.
De acuerdo con estadísticas del Departamento de Seguridad Interna, en los últimos 10 años Estados Unidos deportó casi 40.000 criminales a El Salvador, Guatemala y Honduras, la mayoría de ellos asociados a la M-13.
Para los expertos en justicia criminal, el aumento de la actividad de las pandillas y de la violencia en todo el país es una consecuencia también del desvío de recursos del combate del crimen tradicional a la lucha antiterrorista. "Las áreas donde se registra un aumento del crimen son lugares que han sido relativamente ignorados en los últimos cinco años para desplegar más agentes y recursos a la lucha contra el terrorismo. Estas alzas deberían servir de alerta a Washington", apuntó el especialista James Fox, profesor de justicia criminal en la Northeastern University, de Boston.
El informe del FBI no es completamente negativo; el documento subraya que en las ciudades más grandes , Nueva York y Los Angeles, el crimen continúa su tendencia descendente, atribuible a sus políticas de "tolerancia cero".
Por
Para LA NACION