WASHINGTON.-La esperada reforma migratoria que daría la posiblidad a millones de indocumentados de obtener la ciudadanía norteamericana no será aprobada este año, debido a la radical oposición de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana. En lo que se interpreta como una derrota para el presidente George Bush, líderes republicanos en el Congreso consideran que, en la practica, será imposible aprobar una legislación amplia de inmigración para este año.
La reforma ha sido víctima de las preocupaciones de la Cámara de Representantes en un año electoral y de la oposición implacable de los grupos conservadores, que se oponen a una medida que daría la ciudadanía estadounidense a millones de inmigrantes ilegales.
"Nuestra prioridad es proteger la frontera y por ahora no he escuchado que haya muchas presiones para abrir el camino a la ciudadanía", dijo el líder de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, al anunciar los planes para una serie inusitada de audiencias, que comenzaría en agosto, sobre la propuesta de inmigración aprobada por el Senado.
"Pienso que lo más acertado es decir que la prioridad de la Cámara es proteger las fronteras", secundó el representante republicano Roy Blunt.
En una deferencia a Bush, ni Hastert ni otros republicanos en ninguna de las dos cámaras dijeron públicamente que está muerto por lo que resta del año el ambicioso plan del presidente, el cual incluye un programa de trabajadores huéspedes y una vía para que muchos inmigrantes ilegales obtengan la ciudadanía.
Pero a condición de permanecer anónimos, varios republicanos en ambas cámaras se mostraron tajantes.
"No habrá un camino hacia la ciudadanía", dijo un legislador, quien asistió a una sesión estratégica en la oficina de Hastert.
Algunos funcionarios añadieron que los republicanos han comenzado a discutir una estrategia previa a las elecciones para protegerse en lo político, ante un tema que hasta ahora ha puesto de manifiesto divisiones dentro del partido.
Entre las posibilidades, según esos funcionarios, está la de no realizar votaciones este año en la Cámara ni en el Senado sobre medidas adicionales para proteger las fronteras ni acerca de una legislación que impida a los inmigrantes ilegales recibir pagos de Seguridad Social u otros beneficios del gobierno.
"La discusión se refiere a cómo vencer a los demócratas sin atacar al presidente", dijo un asesor, quien solicitó permanecer en el anonimato.
Además, los asesores republicanos dijeron que el representante Tom Reynolds, presidente de la comisión de campaña de la Cámara de Representantes, ha utilizado recientemente datos de las encuestas para convencer a sus correligionarios de que la opinión pública no reaccionaría favorablemente a algunas provisiones en la iniciativa aprobada por el Senado.
La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo después del anuncio de Hastert sobre las audiencias: "El presidente está decidido. Estamos comprometidos y hemos trabajado muy duro con los miembros (del Congreso) para ver si alcanzamos un consenso sobre un asunto en el que el pueblo estadounidense ha dicho que quiere ver hechos".
La Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, aprobó el año pasado una legislación de seguridad fronteriza, pese a la oposición de buena parte de los demócratas.
En contraste, el Senado aprobó una iniciativa bipartidista que contempla una estricta vigilancia fronteriza, sanciones a los empleadores que contratan a indocumentados, un nuevo programa de trabajadores huéspedes y una vía para que buena parte de los aproximadamente 12 millones de inmigrantes ilegales en el país alcancen la ciudadanía.