BRASILIA.-El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, será proclamado el sábado candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) para tratar de obtener un segundo mandato en las elecciones de octubre, en las que figura como favorito.
El ex obrero metalúrgico de 60 años aparece en los sondeos con un aplastante margen de ventaja sobre su principal rival, el socialdemócrata Geraldo Alckmin, y muchos analistas no descartan que pueda ganar sin necesidad de segunda vuelta.
Si el lanzamiento de la candidatura de Lula no es una sorpresa, sí lo es su recuperación después de los escándalos que el año pasado derribaron a sus principales colaboradores en el gobierno y el PT.
Durante unos meses, el mandatario tuvo su popularidad afectada y vio amenazada su primacía en las encuestas, aunque en diciembre empezó a repuntar.
"La oposición no consiguió destruir el mito Lula", comentó un asesor del gobierno.
Lula, según ese asesor, es por un lado el candidato de los pobres "que representan el 80% de la población" y que se vieron beneficiados por sus programas sociales y por el control de la inflación.
Pero también es el candidato de los ricos, dado que "hace lo que quiere el gran capital, sin oposición fuerte" a sus orientaciones macroeconómicas, añade el funcionario.
La oposición apuesta a recuperar terreno a partir del inicio de la campaña oficial en julio y de la difusión de anuncios electorales por televisión en agosto.
Atribuye la ventaja de Lula a su infatigable presencia en inauguraciones a las que denuncia como actos de campaña antes de hora. Considera además que sus programas de asistencia social se manejan con criterios "clientelísticos" y que su multiplicación compromete las finanzas del próximo gobierno.
En sus actos, Lula se codea con sus bases, y prodiga abrazos con una familiaridad que pocos candidatos consiguen transmitir.
Alckmin, del partido del ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), ataca por dos flancos: la economía y la corrupción.
El dirigente socialdemócrata afirmó que los ajustes fiscales adoptados desde 2003 para calmar a los mercados inquietos por la llegada al poder de un ex líder sindical fueron exagerados y frenaron el crecimiento económico.
Puso en duda además que Lula ignorara, como lo afirma, los manejos financieros ilegales del PT.
El Procurador General de la República pidió en abril la acusación de 40 personas -entre ellas José Dirceu, principal ministro de Lula hasta que renunció en 2005-, por formar una "banda" que desviaba fondos para "compra de apoyo político".
"¿Dónde está el jefe, el líder de los 40 ladrones?", preguntó Alckmin.
Lula replica recurriendo a uno de sus registros favoritos: el de las denuncias de las élites que nunca se habrían resignado a su victoria.
"Todos los días hay gente destilando odio contra mí. Esto ocurre porque ellos gobernaron el país desde la llegada de Cabral y no hicieron nada", dijo esta semana. El portugués Pedro Alvares Cabral fue el primer europeo en avistar, en 1500, tierras que tras la conquista formarían parte de Brasil.
"Ellos preguntan: ¿por qué este metalúrgico está haciendo algo? Porque este metalúrgico tiene lo que ellos no tienen: tiene carácter", añadió Lula.
Varios analistas señalan que si Lula es reelecto tendrá dificultad en gobernar, dado que al PT puede resultarle más difícil recuperarse de la crisis que a su líder histórico.
En las elecciones los brasileños renovarán también la totalidad de la Cámara de Diputados y un tercio de la de Senadores, así como la gobernación de los 27 estados brasileños.