WASHINGTON, jul (IPS) – El ministro de Defensa alemán Franz Josef Jung propuso permitir a Irán el desarrollo de un programa limitado de enriquecimiento de uranio, lo que dejó en evidencia fisuras en la fachada de unidad que muestran las grandes potencias sobre el conflicto.
Seis países, entre ellos Alemania, impusieron a Irán un plazo –vencido el 29 de junio– para que aceptara incentivos económicos a cambio de la suspensión del programa. De lo contrario, elevarían propuestas de sanciones al Consejo de Seguridad de la ONU.
Jung manifestó su iniciativa a la agencia de noticias Reuters el 28 de junio, y el gobierno de Alemania no lo desacreditó ni se retractó, a pesar de que el de Estados Unidos advirtió que se trataba de una información "errónea".
De todos modos, Alemania reiteró desde entonces su apoyo a la propuesta entablada a Irán por el grupo que integra junto con los cinco miembros permanentes del Consejo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), conocido como P5+1.
La iniciativa no descarta la posible reanudación en un futuro indefinido de las actividades de enriquecimiento de uranio, pero sólo con el aval del Consejo.
El episodio deja en evidencia el temor que muchos en Europa sienten ante la oferta: si las potencias no ceden, corren el riesgo de lograr el efecto contrario al que pretenden, es decir que Irán enriquezca uranio sin restricciones ni control de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
En la entrevista con Reuters, Jung, al preguntársele si se le debería permitir a Irán enriquecer uranio bajo inspecciones de la AIEA, contestó: "Así lo creo."
En la misma entrevista, el ministro alemán dijo comprender las reservas de Estados Unidos al respecto, pero agregó: "No se le puede prohibir a Irán hacer lo que hacen otros países del mundo de acuerdo con el derecho internacional. El punto clave es si avanzan hacia el armamentismo nuclear. Eso no debería suceder."
Jung dijo que el control de la AIEA demostraría si el programa nuclear iraní era pacífico, como afirma el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad.
Al día siguiente, el portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Adam Ereli, dijo que funcionarios alemanes le informaron a sus pares del país norteamericano que la información publicada por Reuters era "errónea".
Pero el portavoz del gobierno alemán Ulrich Wilhelm ni negó ni desacreditó la posición de Jung al ser consultado. Entonces, se limitó a indicar a Reuters que Alemania mantenía su apoyo a la propuesta del 6 de junio a Irán.
Las expresiones de Jung enfrentaron a Alemania con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, otros miembros del P5+1 determinados a reclamar el fin de todas las actividades de enriquecimiento de uranio iraníes.
Por otra parte, también constituyen un apartamiento de la posición escrita y explícita en los documentos presentados por el P5+1 a Irán el 6 de junio.
Esta oferta, que no fue hecha pública, parte de la base de que la AIEA solo puede inspeccionar si el programa nuclear iraní tiene finalidades exclusivamente civiles. Por lo tanto, la iniciativa prohibiría a Irán cualquier actividad de enriquecimiento hasta que las seis potencias la admitan.
Los seis países acordaron, tal como lo informó el diario estadounidense The New York Times el 8 de junio, que Irán no reanudaría su programa de enriquecimiento a menos que el Consejo de Seguridad lo avalara por unanimidad, aun cuando la AIEA estampara su sello de aprobación.
"El paquete no dice que la moratoria concluirá si la AIEA da a Irán un certificado de salud. Simplemente significa que, en ese caso, reexaminaremos el asunto", dijo un alto funcionario europeo consultado en esa ocasión por The New York Times.
Eso privaría a la AIEA de su rol en juzgar la buena fe de Iraq y concedería a Estados Unidos la facultad de vetar las actividades de enriquecimiento de Irán. El gobierno de George W. Bush, se sabe, no tiene intenciones de permitir el desarrollo nuclear de Irán bajo ninguna circunstancia.
"Los iraníes lo ven como una trampa", añadió el funcionario. "Les gustaría discutir el poder de veto de Estados Unidos."
Hasta las declaraciones de Jung, los seis países habían sido cuidadosos en no mostrar fisuras antes de obtener una respuesta de Irán. Pero cada vez está más claro que el régimen islámico no aceptaría la demanda del P5+1.
La exhortación de Jung a hacer concesiones deja en evidencia la gran preocupación alemana de que la posición de las seis potencias cree un peligroso bloqueo diplomático.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia parecen determinados a endurecer una eventual resolución del Consejo de Seguridad si Irán no responde positivamente a la propuesta para el 12 de julio, según informó una fuente diplomática occidental a la agencia Reuters.
Pero tanto China como Rusia se han opuesto públicamente a sancionar a Irán. Por su parte, Alemania indicó que no descartaba sanciones económicas, pero acotó que no se comprometía a seguir esa vía.
Si las seis potencias no logran un acuerdo con Irán en los próximos meses, la república islámica reanudaría sus actividades de enriquecimiento de uranio sin restricciones, ni a partir de un compromiso internacional ni por un control estricto de la AIEA, al cual esa agencia no estaría obligada por los convenios vigentes.
Funcionarios iraníes ofrecieron en varias ocasiones desde marzo de 2005 negociar un acuerdo que limitaría la cantidad de centrifugadoras que podría usar el país para enriquecer uranio y someter el programa al control de la AIEA más estricto posible.
Pero Alemania, Francia y Gran Bretaña descartaron oficialmente esa concesión.
Si Irán se restringiera por un acuerdo internacional a mantener sólo las 164 centrifugadoras que hoy usa, necesitaría más de 13 años para producir suficiente uranio enriquecido como para fabricar un arma nuclear, según cálculos del propio Departamento de Estado.
Pero Irán dejó de lado sus concesiones anteriores al informar en abril a la AIEA que planeaba construir 3.000 centrifugadoras en la central de Natanz para comienzos del año próximo.
Los cálculos estadounidenses indican que, en ese caso, el tiempo de procesamiento de uranio requerido para fabricar un arma nuclear se reduciría a 271 días.
Funcionarios europeos, incluso de Alemania, advirtieron hace mucho que los gobiernos inicialmente a cargo de negociar con Irán –Berlín, Londres y París– debieron haber aceptado la oferta de restricción en el momento en que fue formulada.
"Al fin y al cabo, tendremos que avanzar aun más y poner ideas más creativas sobre la mesa", dijo un funcionario europeo que prefirió mantener su identidad en reserva, entrevistado por el no gubernamental Grupo Internacional de Crisis.
"Un esquema de enriquecimiento supervisado y estrictamente limitado podría ser una de esas ideas creativas", agregó.
El gobierno de Bush parece, por su parte, decidido a un enfrentamiento con Irán que excluya cualquier posibilidad de concesión.
Pero las declaraciones de Jung sugieren que habrá en las próximas semanas esfuerzos frenéticos para evitar un desastre diplomático.
(*) Gareth Porter es un historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 ( (FIN/2006)